Una vieja ordenando las compras y donaciones del merendero, una cooperativa repartiendo las herramientas y los billetitos, una reunión de orga vecinal, una directora usando un micrófono que anda mal.
Con Permiso

Las palabras que sepamos inventar
Comenzar otra vez, como la semilla, que trae en sí su pasado de flor, de rama, de tierra, de agua, de viento. Y entonces hay esperanzas. Nacerá de ahí el reparo del futuro, la sombra, el alimento, el oxígeno.

Vive naciendo
Rompe el presente al nacer, como se rompe la tierra bajo la fuerza inocente, poderosa, gentil, milagrosa, del brote.

Cuento de la señora, la tía y el señor que al final era policía
Y todos los policías, perros, bomberos y soldados se la llevan en una camioneta negra, sin patente, a un lugar que nadie sabe.

Selva o huerto
Y entonces la tarea es ordenar, llevar donde falta, repartir donde sobra. Sembrar flores para que hasta los bichos más pequeños hagan también su tarea minúscula pero imprescindible en el polen.

Nuestro andar
Canción, palabra, llanto, susto poderoso de los miserables y los indolentes, sol y sombra, insolencia nueva, valiente grito de plaza y caña, garganta estallada, santa patrona profana de la dignidad.

Furibunda esperanza
Entren cantando al cuarto oscuro, a las tareas del día, a la espera de las cifras, a los nervios de final, a los resultados cualquiera sean. Miren a sus hijos, a sus parejas, a sus amigos, a su familia, cantando.

La batalla por las palabras
Nunca cierran su forma del todo, siempre hay quien desea su fuego, su poder, su calor. Si unos las dejan, otros les dan forma. Las aprovechan.