Por Luciano Debanne.
Hermosa mañana para meter el voto con una sonrisa.
Que les duela la alegría indómita de quienes andamos de este lado de la vida.
Sus pobres amenazas impotentes frente al maremoto de la verdad. Su rabia rancia doblegada frente a la dignidad de quienes andan con la frente en alto, codo a codo con los que queremos más.
Que les duela la fiesta nuestra de ser colectivamente, esta libertad autóctona hecha de cadenas que nos unen los unos con los otros. Anclados a nuestra historia mejor.
¡Vamos! Que será una victoria, siempre será victoria si no logran apagar nuestros corazones ardientes.
Canten:
Somos de la gloriosa juventud argentina,
la que hizo el Cordobazo, la que peleó en Malvinas…
¡Canten! Las venas del cuello explotadas, rotas las gargantas, sean eternos los laureles que supimos conseguir.
¡Canten! No envejezcan ahora la furibunda esperanza. Rejuvenezcan en nuestras propias historias de grandeza.
¡Recuerden! Miren a los suyos, el abrazo del amor.
Canten:
A pesar de los golpes y de nuestros caídos,
la tortura y el odio, los desaparecidos…
¡Canten! Entren cantando al cuarto oscuro, a las tareas del día, a la espera de las cifras, a los nervios de final, a los resultados cualquiera sean.
Canten como un rezo, como una plegaria. Miren a sus hijos, a sus parejas, a sus amigos, a su familia, cantando.
Vayan con ellos colgaditos del cuello, a la altura del pecho, como un talismán.
Vayan con ellos a votar y cuando entren a la escuela muéstrenle a todos lo que puede un pueblo cuando se reencuentra con su identidad.
Vean las noticias cantando:
No nos han vencido.
Hermosa mañana para meter el voto mejor.
Con confianza eterna e indeclinable en este pueblo grandioso. En su historia de lucha y redención.
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