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La política y lo popular

10-05-2020 / Con Permiso, Lecturas
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Alguien vende libros políticos como se vende una gaseosa en medio de la multitud. Todo es como un titular de Crónica, un gol de Maradona, una canción de Jiménez, un tanguito en la radio, un puesto de choripán.


La política y lo popular

Por Luciano Debanne.

Una mujer joven sin dientes sonríe a la cámara en la trasmisión que hace el canal online de La Nación.

Está en la sociedad rural, fue a la presentación de un libro.

Lo más perfecto de la política, cuando es popular, es que es impredecible. Gira como un trompo hasta que encuentra un límite y ahí aloca su marcha.

Y, aunque tropiece, cobra fuerza en el desparramo, casi al mismo tiempo que pierde predictibilidad. No importa el largo de la piola, la cosa es cuando se pone a girar.

Un cantante de cumbia se saca una foto con una referente política, y al lado de un dirigente está sentado un actor. Hasta los que ayer hablaban pestes se congregan, sonríen, miran a la cámara.

El peronismo llena un espacio que recuerda a Borges. Alguien hace un chiste con eso. Millones de personas lo entienden. Y se ríen.

Lo más perfecto de lo popular es que es tan complejamente simple, que en un santiamén se contradice y niega todo lo que se dijo sobre el pueblo y sus designios.

Alguien vende libros políticos como se vende una gaseosa en medio de la multitud, a los gritos, con la mano arriba y con los billetitos doblados a la mitad entre los dedos.

Hay un vieja que lo compró y la sobrina le saca una foto. La va a poner en el face para hacer rabiar a la vecina y porque está llorando sin saber por qué desde que se subió al colectivo para volver y de nuevo tiene internet.

Una presentación de libro sin sanguchitos de miga, de no creer. Lo más fantástico de lo popular es que se sacude los lugares comunes.

En el supermercado venden el libro, estaba en la sección de los útiles escolares porque en algún lugar tenía que estar.

Tiene un cartel con el precio grande como de oferta de chorizo. Uno que pasa casi lo compra, pero piensa que ya lo tiene en PDF. Igual lo lleva para regalar. Mientras espera en el patio del jardín una mamá lee.

¡Qué cosas los paraguas cuando se amontonan! Le dan a todo una facha de momento histórico, de figurita del 25 de mayo, de cosa trascendental. Mañana voy a ver si tienen la Billiken para recortar la parte esa y pegarla en el cuaderno Gloria.

Lo lindo de lo popular es que cuando se arrima a la política como que se te caen los calzones, y parece todo un titular de Crónica, un gol de Maradona, una canción de Jiménez, un tanguito sonando en la radio el domingo, un puesto de choripán.

Vaya uno a saber por qué pasan estas cosas.

Media hora habla, y millones se ponen a escuchar a ver si tira alguna. O para verla nomás. Que es un misterio como ni callada a propósito deja de hablar. Habla, habla, habla. Y la gente la escucha, va y la escucha.

Me imagino a los consultores en calzoncillos intentando descubrir la fórmula, ja.

Qué cosa maravillosa la política cuando le da un beso en la boca a lo popular.