Emoción registrada

Jota Figueroa sobre su vida en canciones

11-05-2020 / Emoción Registrada, Lecturas
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Entre las incontables publicaciones recientes en las redes sociales acerca de la actividad de artistas que admiramos, rescatamos una del autor de «Uno», «Madre» y «Espíritu libre», sobre su historia con la música.


Jota Figueroa sobre su vida en canciones

Foto: Belén de la Rosa.

¿Qué cosa más linda puede generar una persona que una sonrisa como gesto reflejo de cariño ante la simple referencia de su nombre? Seguro algo que no vaya a contramano de semejante cualidad, que potencie más bien las ganas de abrazo largo aun en la distancia, que refuerce la necesidad de saber de la vida aun cuando el tiempo desordene la cuenta o la sensación de su transcurso, que alimente un sentimiento de amistad aun cuando la memoria no devuelva tantos encuentros, como si se tratara de cantidades. 

¿Qué cosa más linda, por ejemplo, que la música como compañía inseparable de ese corazón generoso y presente en tantas personas que escuchan «Jota Figueroa» y piensan o dicen «Pupino Love» o «Camaaaaaan» o «Pipi», entre varios modos de saludarlo de lejos y de cerca?

Ahí están pues sus canciones repartidas en discos, al menos tres porque se vienen novedades, pero también en recuerdos incontables de su talento junto a artistas admirables, compartiendo sus obras con su guitarra o en medio de sus percusiones sobre el escenario, o asistiendo entre instrumentos y cables que van y vienen, o disfrutando como público de sus hermanas y hermanos de la vida haciendo sus músicas, seguro nacidas en alguna vivencia que lo tuvo como testigo. 

Desde hace un tiempo, El Jota anda por México, se lo extraña bastante más que muy mucho. No podría volver aunque quisiera en estos tiempos menos insólitos que consecuentes con la compra de todos los números del mundo mundial para ganarnos un correctivo, que seguro nos va a corregir. ¡Alerta! ¡Urgente! Rechazan la solicitud de prisión domiciliaria para seguro.

Mientras tanto, vienen canciones como cantos de pájaros que le hacen honor a «La Reunión de los colores», por citar una belleza de hace algunos años, y un texto desde algún rincón de selva y mar, rebotando en montones de sonrisas al otro lado del continente, alegrando la espera o como se llame el amontonamiento de ganas de abrazos.

-Ey loco, ¿Se puede compartir eso que escribiste?

-¡Más vale Pipi!

-Camaaaaaannnn

Jota Figueroa – Lunes 11 de mayo de 2020.

La verdad es que hace años que escribo canciones… La primera vez que lo hice fue en el hospital, en el ’97, en mis días de trasplante y un momento de mi vida que me cambió para siempre. Mi tío Gustavo me vino a ver y me dijo algo que no se había animado a decirme nadie, no me acuerdo las palabras exactas pero fue algo así como: «¿Te das cuenta de que te podés llegar a morir? Estaría bueno que escribas algo para ayudar a otrxs chicxs que pasen por lo mismo…»

Creo que en ese momento no me di cuenta que estaba cambiando mi vida de mil formas profundas y creo que la de sentir expresarme con las palabras fue la más increíble y que más agradezco de todas. En ese momento escribí «Viento al fin», un tema que tocamos muchos años después con Hijos de antiguos sueños… Mi tío Gustavo ni se imagina todo esto calculo…

El asunto es que más allá de que pasaron 23 años, muchísimas canciones, muchísimas bandas y varios discos con mis temas, siento, recién ahora, después de tanto tiempo, la tranquilidad para mostrar eso que me pasa tan lindo y que, bien o mal, hago con tantas ganas y cariño.

Hace unos días hablando con la Belu y Gastón, dos hermanes de mi alma, me hicieron preguntarme sobre el porqué de hacer música y canciones. Me lo pregunté y me doy cuenta de que siempre lo hice para descubrirme, para conocerme, para visualizar y poder traer al mundo lo que siento, lo que me cuestiono en lo profundo, el entramado imperceptible que a veces llamamos personalidad, alma, espíritu, conciencia… Y cuando pienso qué quiero lograr con mis canciones siento, desde un lugar sin ambiciones, poder ayudar al que las escucha a que se descubra, se conozca, se cuestione en lo profundo, se emocione…

Aunque sea un segundo, un átomo en todo ese proceso personal gigante, hermoso y también monstruoso y solitario, espero lograrlo, aunque sólo sea un norte.

Gracias por acompañarme siempre. Allá vamos.

Abrazo.