Emoción Registrada

Diego Tatián sobre Américo Tatián

2-01-2023 / Emoción Registrada, Lecturas
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En nuestro espacio destinado a rescatar publicaciones valiosas de las redes, uno de nuestros pensadores más admirados despide a su tío, inolvidable personalidad de la cultura de Córdoba.


Diego Tatián sobre Américo Tatián

La comunidad artística y académica de Córdoba guarda un apellido armenio entre sus referencias más queridas. Los hermanos Carlos y Américo, el maestro Diego, el periodista Gregorio, el bandoneonista Gaspar, por citar algunos nombres en sucesivas generaciones de la familia Tatián.

Hoy se nos fue Américo, enorme divulgador del Tango, conductor de «La ciudad donde vivimos», un clásico de más de tres décadas en Radio Universidad. Médico, político, lector incesante, amado por quienes anduvieron cerca de su vida. 

Entre las incontables despedidas, la de su sobrino Diego, publicada hoy. Gracias por la autorización.

Diego Tatián – Lunes 2 de enero de 2023

“¿Cómo andan tus viejos?”. Desde que era niño y hasta hace unos pocos años, cuando escuchaba esa pregunta ya sabía que no era mi madre la concernida. Me preguntaban por el Carlos y el Américo. Cuando yo protestaba y decía que solo uno de ellos era mi viejo, el interlocutor hacía un mohín desconcertado. Con el tiempo llegué a darme cuenta de que había una cierta exactitud en que me preguntaran por el Carlos y el Américo como “mis viejos”. De algún modo Américo también lo fue. Su opinión -siempre intensa, por decirlo suave- no faltó en ninguna de las decisiones importantes que debíamos tomar, y las largas discusiones de sobremesa sobe todas las cosas -pero casi siempre sobre política y música, a veces extremadamente vehementes- fueron una escuela de vida para quienes crecimos con ellas.

Miles de relatos, que ocupaban siempre el centro, volvían una y otra vez sobre temas predilectos: la Universidad, el tango, Armenia, las ideas políticas y anécdotas inagotables -maquilladas con virtuosismo- que lo tenían de protagonista. En política fue esencialmente, y sucesivamente, tres cosas: comunista, alfonsinista y kirchnerista. Y toda la vida un reformista, en un modo ya extinto. Creo que esa fue su marca ideológica mayor, que lo mantuvo confrontado hasta el último día con la Córdoba transversalmente reaccionaria detectada por la Reforma, que perdura intacta hasta el día de hoy.

Conversé mucho con él en la preparación de “La tierra de los niños”, un libro sobre mis abuelos paternos, que llegaron por azar a Córdoba sobrevivientes de un genocidio. Aunque no era de elogio demasiado fácil, sé que el libro no le desagradó. Estuvimos muy próximos en los últimos años. Su conversación ya no era vehemente ni su opinión intensa, al menos no como en otros tiempos. Sin abjurar de ninguna de sus convicciones, ni de la frontalidad y la claridad cuando las expresaba, había algo nuevo en su manera de conversar. Una mansedumbre.

Hay una foto hermosa y rara. Américo está bailando con una felicidad desconocida, que ninguna otra vez le vi en el rostro. Fue tomada durante su único viaje a Armenia en 1965. Las otras fueron tomadas en una casa ya demolida de Rivadavia 520, frente al Mercado Norte.

Buen viaje Ame, gracias por todo.