Parte II

La democracia para la izquierda argentina – II

12-05-2011 / Cultura
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Segunda entrega de una serie de reportajes a políticos referentes de la izquierda local, que reflexionan acerca de la democracia en la actualidad. Es el turno de Eduardo Salas, dirigente del Partido Obrero.


La democracia para la izquierda argentina – II

Por | frivero@redaccion351.com

Fotografía: Facundo Rivero

Continuando el análisis sobre la democracia (ver La democracia para los partidos de Izquierda…), Salas explica la concepción teórica y pragmática que su partido tiene sobre ella. “La democracia o el gobierno constitucional, que surge a partir del ´83, tiene un objetivo muy preciso, garantizar el pago de la deuda externa”, comentó.

Afirmó que el traspaso de la dictadura al gobierno democrático de Raúl Alfonsín fue pactado por los Estados Unidos. “En el ‘82, en plena guerra, Alfonsín viajó a los EEUU  y los propios diarios editorializaban ´el armado de la posguerra´, frente a la crisis de la dictadura militar y su incapacidad de enfrentar el problema del pago de la deuda”, contó el dirigente.

Desde el Partido Obrero (PO) conciben que todos los gobiernos se dedicaron a estatizar las respectivas deudas privadas y proceder a cargarla como gasto del Estado. Así, se cumplió con el pacto de una deuda que tiene carácter de usura. “Ese es el principal fundamento de la democracia argentina, es decir, un operativo político ligado a un problema de orden económico más general y de acuerdo a los intereses de los bancos acreedores y los fondos buitres”, destacó Salas.

En referencia a la independencia de los gobiernos democráticos, expuso: “Un régimen así tiene que tener problemas en lo formal  y en lo concreto. Porque no puede haber un imperio de las libertades democráticas plenas en las medidas que hay que imponer algo que no es resuelto por la mayoría de la población. No responde a intereses de la nación, sino a intereses extra nacionales, y si responde a intereses de la nación, es por la ligazón de éstos con los extranjeros”. Así, concluyó en que una democracia que garantice una clase social, el caso de la clase capitalista argentina, en el marco del cumplimiento de una acción, es puramente antinacional.

La mayoría de la sociedad está compuesta por trabajadores cuyos intereses no son representados por la democracia actual. Estas son las razones por la cual el Partido Obrero tiene una visión distinta sobre qué es, o debería ser, la democracia en nuestro país.

Eduardo Salas explicó: “La democracia implica, de alguna manera, un grado de soberanía. Un país que no es soberano, no es democrático. El parlamento, que supuestamente, es el órgano capitalista donde se desenvuelven los debates, donde se discute cómo se distribuye la plusvalía que se quita a los trabajadores, por ejemplo, no cuenta con presencia obrera”.

Más adelante, agregó: “El kirchnerismo logró algo extraordinario: que gran parte de la deuda externa, la Deuda Pública, sea nacional porque la tiene con el ANSES y con el Banco Central. Han nacionalizado la deuda cargándola sobre los hombros de los jubilados y la Nación en forma directa. Han convertido la deuda externa en una deuda con los propios organismos del Estado y sobre todo con los trabajadores, porque la ANSES es de los trabajadores”.

Partido Obrero 1

“No es si yo quiero más o menos democracia. No es sí a mí me gusta o no que se haga de una forma u otra. El problema es el fondo. La única forma de que imperara una democracia es que se rompiera con estos lazos que la unen al capital extranjero, antinacional y antipopular para poder establecer algún tipo de igualdad en la participación. Entonces, un régimen de este tipo tiene que perfeccionar y profundizar su aspecto represivo porque una política así lo único que puede provocar es, todo el tiempo, choques y crisis. Los choques y las crisis hay que frenarlas”, aseguró Salas.

El dirigente sostiene que es por este motivo que nunca se desmanteló el aparato represivo de la dictadura militar y, por eso, ocurrió lo de Julio López. Además, afirmó que en el último juicio de Videla-Menéndez quedó en claro la convivencia del aparato judicial, policial, político y eclesiástico de Córdoba con el Golpe Militar, incluso a posteriori de la dictadura, con el famoso caso de la D2.

«La misma clase social que avaló el Golpe y participó de él es la que luego se convierte a la idea de una forma de gobierno de tipo constitucional para lograr lo que el gobierno militar no logró, que era pagar la deuda externa”, enfatizó.

Esta concepción sobre la democracia actual toma mayor validez al desarrollar un concepto propio de democracia y con una propuesta del proceso de organización de esa democracia planteada. Es por esto que Eduardo Salas arguyó: “La principal democracia es que los trabajadores tomen el control de la economía. Por ejemplo, que se abran los libros de las empresas, los bancos, que se aboliera el secreto comercial de las empresas de los bancos. Ahí tendríamos el primer elemento de una participación democrática”.

Junto a esto, el movimiento plantea retomar  el control de la producción, en función de qué se pude producir y para qué.  “Ahora hay un boom automotriz, cuestionado por muchas cosas, pero el día que se caiga Brasil, nos quedamos sin nada en Córdoba. El boom sojero, ¿qué le dejó a Córdoba? Nada de eso se ha aprovechado para provocar un desarrollo industrial. Eso debía resolverse en función de intereses generales, cotidianos” afirmó.

En relación a la participación,  Salas aseguró que sería mejor un congreso de delegados regionales de las fábricas que determine cuál es el rol de la economía y tenga control y conocimiento de la producción. Discutir qué se necesita y aprovechar los recursos de la provincia. “Si subsidiamos a las industrias extranjeras, el campo no tiene actualizada la valorización de las propiedades, ya que se mantiene el valor del ‘92. Están pagando hasta 60 % menos del valor. Córdoba debería cobrar 4.000 millones y apenas cobra 250 millones. En ese cuadro, un régimen democrático es aquel que permite a la sociedad el conocimiento de los problemas económicos”, esgrimió el dirigente.

 

“Un gobierno democrático sería un gobierno de trabajadores, ya que ellos son la mayoría. Por primera vez sería el gobierno de una mayoría sobre una minoría. Ahora es la minoría sobre la mayoría, no por los votos que obtiene, sino por los intereses que representan. Habría que diluir el código de faltas, el aparato represivo y crear aparatos para cuidar los bienes de los trabajadores, elegir los jueces, elegir los comisarios. Habría que establecer otro orden de cosas en base a las necesidades de la mayoría. No es la forma la que da el contenido sino el contenido es el que da la forma”.

 

 

Partido Obrero 2

A diferencia de otros partidos, el PO siempre se ha presentado a elecciones. Por tal motivo, es importante conocer los argumentos detrás de  los planteos propuestos.

Eduardo Salas contextualizó las situaciones políticas, económicas y sociales en el mundo: “Los dirigentes de la burguesía no están afrontando lo que va a venir. Argentina está en el marco de una crisis mundial que cobra cada vez mayor virulencia. Por esa crisis mundial, aquí se creó un espejismo: los capitales extranjeros vinieron a especular al país, y dieron la idea de que teníamos lubricante para hacer funcionar la bicicleta, pero ese lubricante en cualquier momento se va a ir”.

Según el dirigente, la economía mundial está en un proceso de crisis cada vez más fuerte, como se revela principalmente por los EEUU, y quedan a la vista las consecuencias políticas no sólo en el país del norte sino también en el resto del mundo, como es el caso de Libia y Egipto. “Hay un proceso de crisis y degradación del capitalismo muy fuerte.  Y Argentina es parte de eso.  ¿Qué van a hacer estos dirigentes con eso? No se sabe, toda la idea que dan es que tienen anteojeras, y van zafando de una en otra, creando  una discusión ficticia”, subrayó.

“El Partido Obrero va a intervenir en la elección para tratar de establecer un programa: por dónde va la salida, cómo se resuelven los problemas más importantes, y frente a los capitalistas, mostrarle a la sociedad dónde tiene posibilidades. Las elecciones están muy condicionadas por esta crisis y como se está desenvolviendo. Basta que en dos meses se retiren dos inversionistas y este avance de Cristina se desmorone en 4 partes. Puede que no sea en octubre, pero la perspectiva es esa”, aclaró.

Para concluir con el tema, Eduardo Salas definió, resumidamente, que el fin del PO en estas elecciones es lograr una fuerte representación obrera, la mayor que se pueda; poder estar en los parlamentos para establecer un punto de referencia, y llevar adelante la lucha diaria en esos espacios; poder aglutinar políticamente a todo este proceso. Por eso, desde este sector  llaman a una integración de la izquierda para constituir un frente que vaya y dispute.

“Las elecciones de Córdoba van a ser interesantes. Los Organismos de Derechos Humanos, en la marcha del 24 de Marzo, criticaron duramente a Juez, De la Sota y Aguad. ¿A quién van a votar?”, concluyó Salas.

 

Para ver la opinión del Partido Revolucionario (marxista-leninista): La democracia para la izquierda argentina, parte I