
Por Luciano Debanne.
Escuchame, ¿cuánto tiempo puede durar un poema?
Nada, un instante.
El rato ese en que conecta, y después la sensación eléctrica de haber pasado.
Como un beso.
Todo lo que sigue al primer momento es una sombra, un fantasma del poema, su recuerdo.
Qué importa cuántas veces lo leas, el poema es una vez, la primera.
Lo que queda después es otra cosa. Lo que sigue es más tu poema, que el poema.
Deberían escribirse en papelitos sueltos que entrega alguien, al paso y con desgano laboral, en la peatonal.
En paredes por las que se pasa de camino a algo importante como firmar un escritura, recibir una encomienda o ir a la casa de un pariente a cenar.
Y después lo tirás a la basura o seguís de largo; máximo un compartir para que bese a alguien más, un like.
Y ya, porque ¿qué es eso de andar añorando algo que no va a volver a pasar?