Con Luciano Debanne.
Y si el mundo se te aniebla como en el parador de las altas cumbres, o cruzando la Pampa de Achala, si se te aniebla el mundo que es mirar y no ver de dónde venís ni para dónde vas, entonces seguís.
Seguís porque no es que no hay destino ni punto de partida, no es que después nada y antes tampoco.
Es apenas esa niebla que de tanto en tanto aparece, a veces de la nada, a veces medio que la ves llegar.
Y un poco, te diría, un poco disfrutar la niebla también, porque el paisaje no es sólo horizontes prístinos, extensiones lejanas, imágenes de fotografiar.
Hay una magia de cerrazón y ceguera, que te obliga a sacar la vista de afuera y mirar más para acá.
Si el mundo se aniebla, bajar un cambio pero no frenar, y disfrutar la niebla, que también de trechos cerrados está hecho el andar.