Por Luciano Debanne.
Un otoño en medio del verano,
para recordarnos que las cosas no son nunca linealidad,
como la memoria que se aguisa en la olla de la historia,
fideo enrulado, ir y venir, subir y bajar,
en la salsa roja sangre,
el fuego abajo.
Como la gente haciendo puchero,
caracú de los vaivenes,
el corazón lleno, yendo al hueso, para mantener la panza contenta,
donde comen dos comen tres,
comparten su hambre,
como en el milagro de los panes y los peces,
partidos para que alcancen, aunque ya no había más.
Está puesta el hacha al pie del árbol,
decía Juan el Bautista;
donde hubo agua, fuego queda.
un verano que se volvió otoñal,
fideo enrulado la historia,
caracú de los pueblos,
la olla grande,
su fuego abajo,
tiznado negro imposible de sacar.
No sabe quien nunca revolvió el locro,
que es de repente, sin previo aviso,
así de golpe,
que se arranca a quemar.
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