Con permiso

El otro lado de la esperanza

31-03-2024 / Con Permiso, Lecturas
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A pesar de los últimos resultados electorales y de los comentarios que aparecen en la internet, este pueblo tiene en su haber un par de sorpresas que hacen que la tortilla se dé vuelta sin que nadie lo espere.


El otro lado de la esperanza

Por Luciano Debanne.

Algunos compatriotas confunden la esperanza con la fe.

Mientras que la esperanza es la disposición de ánimo frente a algo que se presenta como alcanzable, la fe no requiere condición alguna, uno simplemente cree.

Cuando en la verdulería se comenta la situación política actual y sus consecuencias económicas desastrosas, y el buen hombre que despacha las verduras, o la doña que compra zanahoria antes que nosotros comentan: «y bueno hay que tener esperanza», habría que señalarle con aire docente y sacando el diccionario, que no, que no hay motivo para estar esperanzados porque ninguna bondad es esperable de este mamarracho de gobierno y sus políticas de entrega, pobreza y traición a la patria.

Que si quiere, señora mía, puede usted tener fe. Eso le puede decir. Seguro el verdulero asiente, aunque depende de qué tan buen cliente es usted.

Si quiere puede tener fe, señora. Y ahí cada quien arma su parnaso con las estampitas que quiera y le reza a cualquier santo. O a varios, como el sincretismo ese raro que profesa Milei, que incluye hasta perros muertos que le hablan (y eso vaya a saber que número en la quiniela es).

La cosa es que bueno, esperanza de que mejore no hay, por este camino que propone Milei y su runfla de payasos, innombrables, violentos, zonzos, criminales y estafadores de toda calaña y nivel.

Si lo que uno busca es esperanza, entonces hay que mirar para el otro lado, para el lado de la gente. Y ahí sí, mire, yo ahí sí tengo esperanza, a pesar de los últimos resultados electorales y de los comentarios que uno lee en la internet.

Ahí sí cabe la esperanza porque este pueblo tiene en su haber un par de sorpresas que hacen que la tortilla se vuelva sin que nadie lo espere.

Y pum, nace un movimiento político, una gesta de para siempre, un tipo que nadie esperaba, o una mujer.

De la nada, que la tortilla se vuelva y que los pobres coman pan, y los ricos… bueno, tanto no sé.

Uh, tortilla, qué rico.

-¿Qué le doy?
-¿A cuánto la papa Miguel?