Por Luciano Debanne.
Foto: Descalza por los caminos.
Cómo será el futuro yo no sé, pero será siguiendo el hilo que viene de antes que se salga del laberinto, hilo rojo sangre, corazón ardiente, garganta grito pelado, banderas en mi corazón.
El hilo que atraviesa la historia nuestra desde las montoneras de alpargatas y tacuara, hasta las veredas rotas de los barrios obreros, las calles zigzagueantes de las villas, el calor de las plazas de pueblo, las avenidas donde arden dados vueltas los autos en las barricadas de la memoria, los adoquines volando, barrilete cósmico, hasta el cordón policial y sus caballos y perros y gases y obediencia debida.
Cómo será el futuro yo no sé, pero será siguiendo el hilo con el que se atan los mojones de nuestra historia, como chorizos; siguiendo el hilo de las conversaciones de generación en generación, el hilo de los cordones de seguridad en las marchas de quienes se cuidan y cuidándose andan, el hilo con el que juegan los niños en las casas donde quedaron mientras se lucha o se trabaja, el hilo de los atados de verdura que se venden en los bolsones armados por manos campesinas para que lleguen a algún comedor.
El hilo que nos une, y se adivina en las miradas, en la marcha entrelazada, hilo con el que están tejidas las redes que somos; el hilo rojo, que nos une.
Es hilo trenzado, ese hilo rojo; que aunque sea invisible, todo mundo lo vio.
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Será en las plazas
Como en las historias de los libros de historia. Como las imágenes de archivo de la televisión, y las portadas blanco y negro de los diarios de papel.
El otro lado de la esperanza
A pesar de los últimos resultados electorales y de los comentarios que aparecen en la internet, este pueblo tiene en su haber un par de sorpresas que hacen que la tortilla se dé vuelta sin que nadie lo espere.
