Con permiso

Tahúr

10-10-2021 / Con Permiso, Lecturas
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Trae consigo el desprecio y el odio al que fue sometido en Europa desde que nació. Por pobre, por hijo de pobres, por mestizo de varias guerras, migraciones y esclavitudes.


Tahúr

Por Luciano Debanne.

Un tahúr acaba de bajar de la chalupa y sus ojos se llenan de las costas paradisíacas de la América.

Trae consigo el desprecio y el odio al que fue sometido en Europa desde que nació. Por pobre, por hijo de pobres, por mestizo de varias guerras, migraciones y esclavitudes.

Al llegar al paraíso antillano, toda esa violencia sufrida en el barco, en las guerras, en las ciudades europeas y en la vida toda le nubla el corazón y le cercena la humanidad.

Toda su historia de exclusión y maltratos no le deja ver el nuevo mundo, y ante la maravilla su alma machucada apenas si le permite entrever una continuidad de lo que ya conoce.

Sus pies todavía no salen del agua y, mientras escupe la tierra que lo acaba de salvar de morir de escorbuto o de soledad en el océano, busca las riquezas calculando cuánto de todo eso podrá meterse en el bolsillo.

Busca con su mirada colonial y depredadora: maderas, metales, rocas, animales, personas.

Así empiezan quinientos años de genocidio: con un tahur escupiendo la tierra que podría ser su redención.

El odio y el desprecio que le inculcaron es el veneno que matará de dolor, de pena y de trabajo a millones y millones de hombres y mujeres que esa mañana despertaron libres por última vez.

Sus descendientes gobernarán vastos territorios, decidirán sobre la vida y la muerte de varias generaciones, ganarán elecciones hasta nuestros días.

Todo eso sin dejar de odiar, de trasmitir ese odio a los hijos e hijas de la miseria que generan.

Así por siglos y siglos, así ahora: los mismos tahúres, la misma mirada, el mismo desprecio, la misma escupida a la tierra americana, promesa latente de que todo puede cambiar.