
Por Luciano Debanne.
Mayo se cocina en una olla grande, y se sirve con cucharón.
Mayo tiene tatuadas en rojo las luchas de la dignidad.
Se incendia continuamente y cabalga sobre el mundo liberándolo.
Levantando los adoquines a su paso y rompiendo los cordones a cascotazo limpio, dando vuelta las cosas, haciendo de lo ordinario una barricada donde aguantar los embates de quienes prefieren las cosas mansas y las gentes dóciles y el paso individual.
Mayo es un recordatorio que hace temblar las patas de los sillones grandes de las grandes oficinas.
Y caen los cielorasos, lleno de nubarrones su cielo y su sol.
Mayo grita y canta. Marcha.
Nace en la lucha y muere festejando.