Con Permiso

Dos mundos

28-02-2021 / Con Permiso, Lecturas
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Adentro está oscuro y hay música funcional y aire acondicionado. En la vereda hace un sol brutal, y ruido de autos, y el calor ese que sale del asfalto después de un día de verano.


Dos mundos

Por Luciano Debanne.

Estoy en un bar, un Starbucks lleno de gente joven. Tomo un café en un vaso de un cuarto de litro que tiene escrito mi nombre, sentado justo al lado de la ventana. Un ventanal.

Afuera un señor cruza la calle, un señor canoso.

Adentro está oscuro y hay música funcional y aire acondicionado. En la vereda hace un sol brutal, y ruido de autos, y el calor ese que sale del asfalto después de un día de verano.

Veo como el señor se acerca a la ventana, el señor canoso.

Lo miro pero él no me ve, no nos ve. El sol hace que no pueda ver hacia adentro, aunque seguramente nos intuye. Seguramente intuye a esa pequeña multitud que está en ese bar moderno, refugiándose del sol y el ruido del centro y la soledad de la espera sin wifi.

La cosa es que el señor canoso se acerca caminando a la ventana, y con la rapidez que da la costumbre, saca un peinecito gris perlado del bolsillo de adelante del pantalón y se peina en el reflejo de la ventana. Sin dejar de caminar. El peine canuto en la palma de la mano, escondido. Y lo guarda disimulada y rápidamente.

Todo en un segundo. Menos de un segundo. Apenas un gesto.

El señor sigue caminando. La ventana del Starbucks sigue reflejando la ciudad afuera.

Siento que acabo de presenciar dos mundos mezclándose, como en esos lugares donde se juntan los ríos con los océanos.