
Por Luciano Debanne.
Entra a la ciudad el joven profeta.
Jesús lo llaman sus discípulos y viene predicando desde una aldea a la que la mitad de la gente llaman Natzrat y la otra mitad al-N??ira.
Desde el oeste del mar de Galilea ha venido marchando, y ahora ha llegado ya a los montes de Judea.
Cruza las murallas de la ciudad montado en un burro, un burrito en realidad. Y algo de eso habían anunciado alguna vez las más antiguas profecías sagradas.
De carga y de trabajo es su montura, murmuran los escépticos. Aunque en algún momento esa había sido también la montura de los príncipes.
Pero ahora montan en grandes caballos quienes detentan el poder. Han ido cambiado con el tiempo las cosas desde que se vive bajo la sombra del imperio.
Entra a la ciudad y no hay alfombras para recibir al profeta Jesús, que marcará la historia entrando sobre un humilde burro manso.