Con permiso

Botón Rojo

3-03-2019 / Con Permiso, Lecturas
Etiquetas: ,

El único en todo el tablero, en toda la habitación, adentro de otra habitación, adentro de otra habitación más, sin ventanas. Sólo una puerta tras otra. Todas las puertas aseguradas del lado de adentro y de afuera.


Botón Rojo

Por Luciano Debanne.

El tipo está sentado ahí, frente a la tapita de acrílico amarillento que protege el botón rojo y que forma como una cajita de seguridad.

Una cajita con una bisagra que se abre y expone, como una alianza sin vuelta atrás, el plástico rojo y redondeado que da cuerpo al botón.

Debajo del plástico se adivina el resorte que vuelve el botón a su lugar después de haber cumplido su tarea. A los costados, en los cuatro costados, tiene pegadas tiritas amarillas y negras que indican precaución.

Se trata del botón rojo, el único en todo el tablero.

El único botón, y por lo tanto el único botón rojo, en toda la habitación.

Una habitación que está dentro de otra habitación, adentro de otra habitación, adentro de otra habitación más, sin ventanas. Sólo una puerta tras otra, hasta llegar al botón rojo, con su tapita de acrílico que debe permanecer cerrada. Todas las puertas aseguradas del lado de adentro, y del lado de afuera también.

Y él es el encargado de cuidar el botón, que nada pase con el botón. Nada que no deba pasar.

Él, y las miles de pruebas que tuvo que pasar para convertirse en el encargado de cuidar el botón, es lo único que separa al mundo tal como lo conocemos de aquello que el botón puede causar.

Acaba de despertarse al cabecear sentado en la silla, la única silla, de toda la habitación.

No sabe qué pasó, qué pudo haber pasado.

La tapita de acrílico amarillento está abierta, y aparte de su corazón, no se escucha nada, nada, nada más.