Con Permiso

¿A quién le sirve?

27-01-2019 / Con Permiso, Lecturas
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Hay muchas personas que realmente no saben de dónde viene aquello que las mantiene vivas. Todo ahí en el plato, limpio, crocante, ajeno al proceso que lo hizo posible.


¿A quién le sirve?

Por Luciano Debanne.

Todos deberíamos poder, al menos por algún tiempo, cultivar aunque sea parte de nuestro propio alimento. Quizás también matar al bicho que vamos a comer.

Sentir el olor de la hoja de tomate, verificar que el ajo sale cubierto de tierra, descubrir que a veces las zanahorias son chicas o chuecas. Que una sola papa tarda mucho, mucho tiempo en crecer.

Mancharnos las manos con sangre, oir el crujir de un cogote roto, sostener la resbalosa desesperación de un bicho sacado del agua, asfixiándose.

Todos deberíamos alguna vez poder experimentar un vínculo más próximo con la vida y con la tragedia de matar para poder vivir.

Hay muchas personas que realmente no saben de dónde viene aquello que las mantiene vivas. Les resulta inimaginable, inconcebible que una naranja sea el producto de meses y azahares, azares.

Que una milanesa sea un poema hecho de la luz capturada en los girasoles, de la tierra hecha trigo, de huevos maravillosamente madurados por el organismo, vivo, de una gallina; del rumiante terror de la vaca descuartizada y sangrante.

Todo ahí en el plato, limpio, crocante, ajeno al proceso que lo hizo posible.

Es extraño que a tantos nos cueste tanto. Que respiremos aliviados por el hecho de que otros lo hagan en nuestro lugar, que otros nos alimenten. Como si fuera intrascendente, como si nuestra vida no dependiera de eso.

Quizás ahí esté una buena parte del origen de nuestra alienación.

Quizás cabe preguntarse: ¿A quién le sirve que asumamos que no es necesario, ni posible, procurar con nuestras manos el propio alimento?

¿A quién le sirve que desconozcamos la simple magnitud de los procesos de los que estamos hechos?