Entrevista a Sebastián Navarro, jugador de Talleres

“Mi sueño era ascender”

30-05-2011 / Deportes
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En exclusiva para Redacción 351, el talentoso mediocampista nos cuenta sobre su vida, su presente y su futuro.


“Mi sueño era ascender”

Por Ayelen Avila | aavila@redaccion351.com

Foto: La Mañana de Córdoba

Practicar  un deporte desde la infancia no es garantía de continuidad durante el resto de la vida. Pero el fútbol es para chicos que quieren ser grandes. Pibes que caminan el presente construyendo el futuro, en los amigos, en la cancha, en el barrio. Sí, en el mismo lugar de siempre, en el barrio. Hay vida después del toque y toque; y son los pibes.

Hoy, lo que hace varios años fue un primer contacto, se transformó en lazos difíciles de cortar. Con la humildad que lo caracteriza, luego de experiencias renovadas, Sebastián Navarro dialogó con Redacción 351 y nos contó su historia. Conocido por todo el mundo Talleres, el joven mediocampista comenzó a jugar al fútbol desde muy pequeño.  Dio sus primeros pasos en el club Martín Güemes de su pueblo, en el Bolsón Provincia de Río Negro. A la edad de doce años entró a las categorías inferiores de la CAI donde estuvo dos años para luego partir a Córdoba en busca de nuevos desafíos.

– ¿Cómo llegaste a Talleres?

La verdad fue sin querer, porque llegué a Córdoba, no conocía nada y buscamos números de teléfono en una guía y se dio que encontramos Talleres, apareció primero en la guía y llamamos sin saber lo que era Talleres. Sabíamos que estaba en primera pero nada más. Así que  llamamos, conseguimos la prueba y quedé. Cuando entro en el club me quedé viviendo en la pensión que estaba en la Boutique de Barrio Jardín, debajo de las tribunas.

– ¿Quién te vio en la prueba?

Estaba de coordinador la “Pepona” Reinaldi y el técnico creo que era Antonioli, vinimos con mi viejo acá sin conocer nada.

– ¿Fue difícil llegar hasta dónde estás?

Desde que llegué hasta el debut pasaron muchas cosas y muchos años. Creo que por ahí fueron más las malas que las buenas, el vivir por ahí mal en la pensión, de no tener las comodidades, vivir sin luz, sin agua caliente, de estar mucho tiempo en muchas pensiones; seis meses en un lado, un año en otro y mudándonos constantemente. Una lesión que me dejó un año parado en el 2008. Pero creo que todas esas cosas que me tocaron vivir a mí me hicieron muy fuerte.

– ¿Y qué fue lo que te motivó a levantarte cuando te caíste?

El sueño, el sueño de querer lograr el objetivo de poder jugar en Primera. No me caía porque sabía todas las cosas que había hecho de chico, sabía el esfuerzo que hacía mi familia, mis amigos. De que dejé todas esas cosas de muy chico, entonces no podía quedar en la nada todo ese esfuerzo.

 

El debut

Gracias al destino, a Navarro le tocó sentarse en un banco de primera y la suerte lo acompañó, ya que con él, los albiazules lograron sumar de a tres. Con 21 años debutó  un 15 de noviembre del 2009 ante Alumni de Villa María. Talleres acababa de sufrir su peor fracaso en la historia, el descenso al Torneo Argentino “A”. En ese contexto, tuvo que pelearla día a día y ganarse un lugar entre los más experimentados.

– ¿En qué circunstancias fue tu debut en primera?

Ya lo venía esperando con muchas ganas. El técnico era (Roberto) Saporiti y la verdad que estaba muy ansioso, muy nervioso. Y se dio lo que yo tanto buscaba hace mucho tiempo. El debut fue como me lo esperaba, no me puedo quejar. Salió todo bien, por suerte ganamos y tuve la oportunidad de entrar bien y de hacer un buen partido.

 

La hora de los pibes

“Poné a los pibes”, suele exigir la hinchada cuando el equipo no encuentra el rumbo. Después de varios partidos fallidos con los “grandes”, se optó por poner a los juveniles. Una muestra de que algo está cambiando. Muchas de las inversiones que se hicieron por traer jugadores experimentados fracasaron o no estuvieron a la altura de las circunstancias. Pero también marca que hay otro trabajo en las divisiones inferiores.

– ¿Crees que los chicos llegan a Primera con los fundamentos técnicos necesarios?

Yo creo que llegan bien, porque éste es un club que en inferiores te exige mucho. Entonces te preparan. La verdad que le tocó debutar a muchos chicos en partidos difíciles pero creo que respondieron bien, porque se hace un buen trabajo en inferiores y acá en divisiones menores te exigen ganar. Sabemos que es una institución muy grande pero los chicos están bien y responden bien.

 

Hablemos de fútbol

– ¿En qué posición te sentís más cómodo actualmente?

De “5”, siempre en mitad de cancha. Vine acá jugando de enganche, mi primer año, pero después ya me tiré más atrás.

– ¿Cuál es tu referente en el fútbol?

Del fútbol argentino por decirte nombres de acá me gusta mucho (Juan Sebastián) Verón, (Néstor) Ortigoza, en el mediocampo. Pero uno siempre lo mira a (Javier) Mascherano, como volante central a (Fernando) Gago, (Ever) Banega. Jugadores que tratan bien al fútbol.

– ¿Actualmente cuáles son tus sueños?

Mi sueño era ascender, conseguir el ascenso a la B Nacional. Ese era el sueño más cercano pero hoy por hoy ya quedamos fuera. Por lo pronto seguir jugando, si me preguntas ahora: nada. Por ahora pensar, seguir viviendo del fútbol que es lo más lindo que me pasó y después se verá. Uno siempre quiere progresar igual. Me encantaría poder lograr algo acá en este club. Pero si no se da tendré que buscar en otro lado también.

– ¿Jugarías en otro club de Córdoba?

No, para nada. Si jugaría en el exterior pero en otro de Córdoba no.

 

Y de esta manera el “Seba” nos contó su historia, un pibe que venía destacándose hace varios años en las divisiones menores albiazules, hasta lograr consolidarse como titular del primer equipo de Talleres, club donde se desempeña desde los catorce años. Recordando cómo los primeros años de un futbolista suelen ser complicados, chicos que pasan toda su adolescencia alejados de su familia, se caen y se vuelven a levantar. Cómo deben esforzarse y sacrificarse para conseguir sus objetivos. Palabras claras al sentimiento de pibes que en el inicio de sus carreras tienen esa pasión de fútbol demostrando que ya no hay espejos rotos, sino espejos donde los pibes pueden mirarse. Es solo la infinita pasión por la vida.