Asistencia Imperfecta

El Cuarteto del Amor se presentó en el Teatro Real

14-07-2019 / Asistencia Imperfecta, Crónicas
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El proyecto integrado por Leo Tangenti, Elek Odri, Rodrigo Sandoval, Nash Coll y Jorge Hunicken compartió su hermoso repertorio junto a invitades de lujo. Compartimos la crónica de un concierto memorable.


El Cuarteto del Amor se presentó en el Teatro Real

Por | rodrigoperez975@gmail.com

Foto: Nico Defilippi.

Se cumplió un deseo, al menos uno de los que hemos expresado alguna vez aquí, que es ese de presenciar y ser parte de una cantidad importante de gente haciendo cola para ingresar a una presentación de artistas locales y acto seguido, colmar una sala emblemática de nuestra ciudad como lo es el Teatro Real, con la motivación expectante y la alegría inocultable por disponernos a disfrutar de los proyectos nuestros, esos que suenan cerca.

Ya desde el principio nos transportamos a la primera mitad del siglo pasado. Ponerse pitucas y ponernos pitucos para ir a escuchar una orquesta de música una tardecita templada de domingo. El plan, el programa. Un paseo por la plaza, primero la arquitectura del centro de la ciudad y luego la arquitectura del mismo teatro se portó con el detalle de ambientarnos de época. Mientras formábamos fila, estacionaron frente al teatro autos de colección que para ese momento ya no eran antiguos, sino que formaban parte del paisaje de un viaje al pasado que nos disponíamos a realizar. Y no tardaron estos muchachos, los anfitriones, los mismísimos artistas del Cuarteto del Amor en hacer con sobrado oficio lo que les gusta: salir a la calle, tocar, cantar, reírse y bailar entre la gente.

Ese fue el preludio de una noche sorprendente. Dieron sala y para la recepción el pianista hizo sonar a modo de música funcional melodías universales que vaya a saber por qué designio nos resultan familiares. Cuando la platea estuvo completa, se apagaron las luces para que los protagonistas ingresaran a escena como debían hacerlo: ¡y sí, desde la calle! No podía ser de otra manera. Allí estaban Rodrigo Sandoval, Elek Odri, Nash Coll y Leo Tangenti, acompañados por Jorge Huespe en contrabajo, Pedro Gazzi en trompeta, Alejo Monteoliva en acordeón, Jorge Enrique en flauta traversa y Federico Bellini en guitarra. 

A lo largo de dos horas un cuidado set de iluminación permitió apreciar en cada momento las artes escénicas propuestas por este colectivo de artistas que hace más de siete años nos viene sorprendiendo y que, a fuerza de trabajo, creatividad y perseverancia, ya forman parte de la escena musical independiente y autogestiva, pero también del paisaje mismo de nuestra ciudad.

El recorrido por las múltiples piezas musicales fue una alegría sostenida. La luz de sala a menudo permitía ver todos los rostros risueños y los cuerpos siempre marcando compases veloces, queriendo o hasta en algunos casos, intentando bailar con la libertad con la que lo hace esta gente. Los interludios entre una página y otra tenían pasos de comedia con movimientos, melodías y diálogos precisos, siempre efectivos.

Esta vez, fue el teatro el que se acomodó a la estética y a la impronta del arte callejero. El humor y la interacción con el público que caracteriza al Cuarteto del Amor superaron cualquier barrera que se pudiera haber imaginado de antemano.

Ofrecieron serenatas de rodillas, organizaron un arreglo vocal con toda la sala y dos niñas del público oficiaron como directoras corales y pusieron el arte al servicio del amor, pues un asistente le propuso matrimonio a su pareja en el medio del concierto con la ayuda y complicidad del cuarteto. Las invitadas fueron mujeres, y una vez más sorprendieron con la decisión más acertada. Mara Santucho cantó con ellos en una solvente representación de comedia musical. No faltó el baile de Tap con la excelente actuación de la bailarina Dai Zapata.

La presentación del Cuarteto del Amor en formato de orquesta permite apreciar a esta original propuesta en todas su versiones, más allá de su actividad que busca, predica y hace apología del amor en calles y diferentes espacios públicos y privados de la ciudad. Sus integrantes están convencidos de lo que hacen y tienen muy claro su objetivo. Así se los ve en peatonales, en escuelas, en hospitales, en geriátricos, en los barrios, en casas de familia. Esta vez pasaron por el teatro para demostrar que los lugares no definen la calidad del arte, para evidenciar que el arte callejero no es un delito y que el amor es el motor de la humanidad. Ellos están al servicio del amor. Y así como pasaron por el teatro, cerraron la presentación saliendo a la calle y subieron los instrumentos a los coches que esperaban afuera para recorrer las calles céntricas en una caravana musical de alegría, convidando a los y a las transeúntes de lo que minutos antes tuvimos la posibilidad de disfrutar puertas adentro.

Gente y audiencia querida. Ojalá se crucen pronto en la calle con estos artistas. Ojalá puedan tenerlos presentes en alguna reunión. Será una fiesta.