
Por Nicolás Siadis | nsiadis@redaccion351.com
Fotografía: Télam | www.telam.com.ar
El resultado de las elecciones presidenciales es una clara demostración de confianza hacia un proyecto político que se inició en el año 2003 con apenas el 22% de los votos. El crecimiento sostenido de nuestro país no sólo económico sino también social, político e histórico-reparador, está basado en la profunda convicción de que se pueden lograr transformaciones estructurales recuperando el sentido de la política.
Es por esto que un partido, que llegó al poder como la “opción menos mala”, se transformó en un fenómeno social y político masivo y arrasador. Los números refuerzan la expresión: en las elecciones de 2003 obtuvo el 22% de los votos, en 2007 duplicó el porcentaje con el 45% y hoy, luego de 8 años de gestión, más del 50% del electorado cree que este es el camino a seguir y confía en la profundización del modelo.
¿Cómo se consiguió?
Con una gestión que vino a enderezar un barco que naufragaba entre representantes ineptos y recetas “mágicas” importadas. En un momento de crisis económica, ruptura del tejido social y pérdida de credibilidad en los partidos políticos, se tomaron decisiones trascendentales. Así, la presencia estatal, como garante de derechos y motor del desarrollo, fue la clave para superar la tormenta.
Durante la presidencia de Néstor Kirchner, se produjo la reestructuración de la Corte Suprema, se avanzó en políticas activas en materia de Derechos Humanos, se puso coto a la injerencia de los organismos internacionales, se retomaron políticas económicas activas implementadas y dirigidas por el Estado. Asimismo, se trabajó en la consolidación del bloque regional reunido en el Mercosur en una clara postura latinoamericanista y de integración.
Las políticas económicas implementadas permitieron superar la crisis generando empleo y un crecimiento sostenido de la economía.
Luego, bajo la presidencia de Cristina Fernández existió un trabajo en conjunto con organizaciones sociales, de derechos humanos, de género, movimientos por la diversidad, etc. Esto tuvo como resultado avances impensados en materia de derechos e igualdad.
Así, con ese trabajo conjunto entre el Estado y las distintas organizaciones, se logró aprobar la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y la Ley de Matrimonio Igualitario. Se implementó la Asignación Universal por Hijo, cuyo objetivo es combatir la deserción escolar y el trabajo infantil. Se estableció el Fútbol para Todos, y se quitó el monopolio de este deporte de las manos de un grupo económico que restringía la televisación a quien podía pagar por un servicio privado. Se logró la estatización de la empresa Aerolíneas Argentinas y de las AFJP, permitiendo a la Anses contar con fondos para el desarrollo de políticas sociales.
Además, se continuó con los juicios a los responsables del terrorismo de Estado en la Argentina, condenando a prisión perpetua, entre otros, a Jorge Rafael Videla, máximo responsable del genocidio cometido durante la última dictadura cívico-militar.
Esta segunda etapa fue la más álgida en materia de gobierno. Existió un enfrentamiento permanente entre dos modelos de país, uno inclusivo y con una fuerte presencia estatal, y otro que responde a los privilegios de clase, extranjerizante y neoliberal.
Esta disputa, además de política, tuvo un fuerte componente discursivo planteado en el enfrentamiento entre el Gobierno y el monopolio informativo del Grupo Clarín. El posicionamiento de esta empresa mediática está relacionado con sus intereses económicos y políticos, compartidos a su vez con una oposición cada vez más insípida y con sectores reaccionarios históricamente desestabilizadores.
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es, en ese sentido, un importante avance en materia de derecho al acceso y producción de información, garantía de pluralidad de voces y presencia en los medios de todos los sectores de la sociedad.
¿Qué falta?
Falta avanzar, de una vez por todas, en materia de igualdad social. Se necesitan políticas claras que aseguren una mayor distribución de la riqueza a través, por ejemplo, de una reforma impositiva que termine con el carácter regresivo de los impuestos, cuya carga cae siempre sobre los que menos tienen. Lograr la derogación de la actual Ley de Servicios Financieros, el avance en la Ley de Tierras en pos de una mayor distribución y contra la extranjerización, y políticas activas de generación de empleo que continúen integrando a las personas al sistema productivo.
Por otra parte, resta tomar una posición clara en cuanto a políticas de medio ambiente y de explotación de recursos naturales. La minería a cielo abierto, por ejemplo, es un negocio millonario que atenta contra la vida no sólo de las personas sino también de nuestros ríos y bosques. En tal sentido, la cuestión ambiental debe integrar la agenda de gobierno para tomar decisiones serias en relación a estos problemas.
Falta lograr la implementación plena de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual para que todos los sectores de la sociedad tengan acceso a información plural. Además, todavía no se ha logrado la verdadera división en tercios del espacio radioeléctrico para que las organizaciones sociales, ONG y radios comunitarias puedan disponer de espacios para generar y difundir información.
Por último, en materia de Derechos Humanos, falta avanzar penalmente sobre los sectores civiles que alentaron y participaron activamente durante la última dictadura cívico-militar. Sectores empresarios, políticos y religiosos que, como cómplices, tienen que responder ante la Justicia. Esta es la única forma de cerrar el círculo y que todos los responsables paguen por sus crímenes.
Todas estas políticas, desarrolladas durante los últimos 8 años por el “modelo kirchnerista”, fueron decisivas a la hora de pensar y decidir el voto. Los números “impresionantes”, como dijo la Presidenta reelecta, responden a la confianza de la sociedad en que se está transitando por el buen camino. Esta reafirmación en las urnas debe generar, en el partido reelecto, la responsabilidad de continuar y profundizar lo hecho hasta ahora y el compromiso de avanzar de manera contundente sobre lo que falta.