Por Luciano Debanne.
Yo quisiera, humildemente, proponerles un domingo entre tanto lunes.
Un mirar como amanece tras las sierras o sobre el mar,
un pasear con el perro, unas patas en el río.
Quisiera proponerles que el diario sea para prender el fuego
y el teléfono para quedar si es a la tarde o a la noche el tema este de la cerveza artesanal.
Quisiera proponerles un almuerzo con la familia, con postre, vino y pan.
Mirar la huerta, acomodar las plantas, cortar el pasto, regar.
Yo quisiera proponerles un día de lavar el auto y ordenar el ropero,
pero hasta ahí nomás,
sólo para guardar los puloveres y revisar las remeras que todavía dan.
Quería proponerles un domingo de leer,
o de mirar la tele, o de prender la radio y sentarse a escuchar.
Un domingo de mates, de hornear tortas, de contarse historias.
De ir en ojotas a comprar el pan
o a la plaza con los chicos, o al teatro, o al bar.
Qué bien estaría que todos puedan,
que a todos nos corresponda, que nadie esté afuera,
de ese plan.
Yo quisiera que entre tanto lunes, alguna vez,
a todos nos toque poder dominguear.