Astilla

Revolución

10-11-2022 / Astilla, Lecturas
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Aún pintábamos las calles con la furia en las manos.


Revolución

Por Garba.

Esa vez entró tarde a la clase de Ética con un enorme ramo de crisantemos amarillos de tallo larguísimo.

Pasó entre los caballetes y los demás, me dio la tupida selva de cementerio con un ademán, una sonrisa y siguió hasta otro banco como si tal cosa.

Esos regalos.

El profesor se quedó inmóvil y parpadeaba los ojos atrás de sus lentes.

La mañana volvía las aulas de abajo un horno y yo pensaba cómo me llevaría eso.

La librería de Bellas Artes estaba en ese mismo sótano del sopor donde fuimos armando unas mesas que usábamos de bar.

Una chica muy muy pequeñita siempre se sentaba allí con los rollos de papel misionero entre las sillas y sus piecitos balanceándose en el aire mientras tomaba notas.

Ese día me había puesto una remera mostaza bastante curtida con el cuello estirado, un jogging gris, ropa de taller, una insignificancia que calculo me daba un halo de película alemana del San Martín con todas esas flores encima.

Mi cara de dibujito de siempre sonreía también de oreja a oreja, de oveja a oveja, ovejita, rulos.

¿Era una declaración de gusto, de amor, de aceptación o de conquista?

Aún creíamos en la revolución.

Aún nos dolían los sueños rotos.

Aún pintábamos las calles con la furia en las manos.

¿Qué otra cosa es el amor sino aferrarse a esa única parte de la otra persona que logramos querer como propia?