Con Permiso

Plaza

15-08-2021 / Con Permiso, Lecturas
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Los asientos que pintó de nuevo la municipalidad, los wachos de la noche, los amantes furtivos de abajo de los árboles. La hija y el nieto que dejan una flor roja en la placa negra de la memoria viva.


Plaza

Por Luciano Debanne. 

A vos te gusta la estatua, a mí me gusta la plaza.

La sombra de los árboles, las callecitas de alrededor llenas de autos que dan un paseo de domingo, las heladerías del frente donde las familias y los noviecitos nuevos se invitan y se quieren, los escaloncitos de abajo donde se juntan los pibes y las pibas a tirar barras, o selfies, o besos a otros pibes y pibas.

Los asientos que pintó de nuevo la municipalidad, llenos de jubilados, y cirujas, y preocupados, y esperantes. Y palomas. La raíz del árbol viejo que levantó la vereda para que los wachines salten con la bici. Las tres hamacas y el tobogán que se calienta al sol, y el sube y baja al que le falta una manija, pero igual sirve.

Los wachos de la noche, los amantes furtivos de abajo de los árboles, el que duerme la curda de pobreza y olvido. Y quienes vuelven en grupo a la madrugada y desayunan facturas de la panadería de la esquina y se cagan de risa de tan vivos y tan jóvenes, y tan muchos, y tan vivos, tan vivos.

El plazero que quedó de antes y no quiere volver a la casa, el fantasma de la vieja que sigue esperando al hijo que se fue a la guerra y no volvió, la hija y el nieto que dejan una flor roja en la placa negra de la memoria viva, el ulular de los pájaros invisibles en la copa oscura de los árboles. Y los que pasean el perro y juntan la caca en bolsitas llenas de indignidad y civilización.

A vos te gustan las estatuas, a mí me gusta la gente por la que peleó el Libertador aunque los que pagan las estatuas lo hayan hecho mirando para arriba, señalando al cielo siempre lejano, en vez de a la gente que vive bajo su sueño forjado de corceles y de acero.