
Por Luciano Debanne.
Pasó diciembre nomás. Se apagó el fuego bendito del mes maldito.
Nos quedó el calor, la calentura.
No alcanzaron las llamas para alumbrar la noche nueva. Qué se le va a hacer… Es que no prende si la madera está verde, aunque a veces confunda el humo.
Será cuestión de esperar e ir amontonando la hojarasca que se junta sola. Y sobre esas pequeñeces montar la pira, hacer leña del árbol cada vez que caiga y montar la hoguera.
Y rogar que el viento haga lo suyo también. Llegará el momento en que sople hacia dónde debe soplar, y entonces arderá todo hasta iluminarnos.
Eso si vayamos armando la ronda porque vaya a saber cuánto nos dura el fogón.
Pasó diciembre. Nada en el arbolito, ya ves.
Pero a no desesperar, la estrella ya alumbra el camino. Aunque sea difícil de ver en este establo roñoso que hoy nos abriga, los reyes bárbaros ya deben estar en marcha.
Y seguro que traen mecha.