Con Permiso

Haciendo cola

16-09-2018 / Con Permiso, Lecturas
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En una dependencia estatal de pisos medio rotos y columnas con anuncios oficiales impresos en arial 48 y fotocopiados, y pegados con cinta, y rayados después. Y olor a aserrín con kerosone.


Haciendo cola

Por Luciano Debanne.

Mientras soñamos con cambiar el mundo, hay gente que hace cola.

En una dependencia estatal de pisos medio rotos y columnas con anuncios oficiales impresos en arial 48 y fotocopiados, y pegados con cinta, y rayados después. Y olor a aserrín con kerosone.

Gente que hace cola con los papeles de sus hijos, de sus muertos, de sus pequeñas propiedades. Con sus hijos, sus pequeñas propiedades y en algunos casos, hacen cola con sus muertos, o sus enfermos que se van a morir haciendo cola. Todo eso pasa mientras soñamos con cambiar el mundo.

Por eso es medio raro cuando uno escucha planes para cambiar el mundo que no consideran que ahora mismo hay gente que hace cola, y espera, y se resigna, y avanza muy lentamente al ritmo de la burocracia, porque si se sale de la fila pierde el turno, capaz para siempre.

Capaz por eso es raro escuchar planes revolucionarios cuando vienen de alguien que nunca miró su muñeca con resignación para ver cómo avanza el segundero del reloj, pesadamente, conservadoramente, rutinariamente, colectivamente, mientras llega el mediodía y todavía estamos a la mitad del pasillo.

Revoluciones que se sueñan libres de burocracia, de burócratas, de esperas y fastidios, y pérdidas de tiempo. Cuentos de hadas que creen que todo será épica; como si no partiéramos, necesariamente, de esta mierda en la que estamos, toditos alineados, esperando que finalmente nos toque.