
Por Luciano Debanne.
Siempre hay una primera ronda indescifrable, un difícil primer paso,
un arduo ponerse a andar.
Un riesgoso intentar encontrarse en alguna parte, en alguna plaza, en algún lugar.
Siempre hay el miedo, la incertidumbre, la desesperación.
Siempre hay la opción de quedarse, de no ir, de callar.
Siempre hay la lluvia, y la policía, y la pena sin límites.
Y la vejez y la muerte. Y los huesos doloridos por el temporal.
Siempre hay razones, válidas, para que no.
Y sin embargo, están ellas, ahí, en marcha.
A pesar de todo, ellas.
Girando como la noria que riega el futuro de coraje.
Para que florezca. Para que existamos.
¿Qué sería, que hubiese sido, de nosotros sin su circunloquia revolución maternal?