Por Luciano Debanne.
No vayas a creer
que no me importa el debate,
es sólo que estoy
un poco cansado de pensar:
argumentos,
razones,
causas,
modos de explicar.
Pudiendo sólo dejar ahí mi poema
como deja,
sobre la mesa,
un dibujo acrayolado
un niño.
Dejarlo tirado nomás,
sin esperar nada de él
más que ese pequeño orgullo,
vano,
de haber podido dibujar su pequeña verdad.
Así sin más.
Y habrá dibujos que se guarden;
y otros que se van
junto con las migas de la merienda,
o con otros papeles
que no tiene sentido guardar.
Y yo sé que quizás deba hacerlo,
esto de pensar,
porque uno no tira las palabras
como una piedra,
no.
Uno tira las palabras como un yoyó,
atadas siempre al dedo,
como a un mástil,
para que vuelvan,
para que puedan regresar.
Pero a veces me pasa que ando
medio cansado de pensar,
y escribo con crayones de colores
mi pequeña verdad
sin ánimo de que quede fija,
con imanes,
en alguna heladera.
A veces es para dibujar nomás.
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