Con Permiso
Justo antes
Ni la dignidad de lo que ha sabido envejecer, ni la piedad que merecen las cosas moribundas. Nada de eso. A mí se me deshojan pequeños pensamiento verdes, apenas florecidos.
Por Luciano Debanne.
Ahora, justo antes del otoño.
Y a mí solo se me deshojan lugares comunes, que todavía no tienen la sequedad marrón, el pequeño olvido de vida, el tránsito del tiempo y la intemperie, que uno espera que tengan las cosas que se caen.
Ni la dignidad de lo que ha sabido envejecer, ni la piedad que merecen las cosas moribundas. Nada de eso.
A mí se me deshojan pequeños pensamiento verdes, apenas florecidos, que ya no van a madurar, ni ser semilla, ni germinar.
Ahora, justo antes del otoño, y yo todavía con este velo eternamente empimpollado, tan tontamente primaveral.
Notas relacionadas
Esa condición inigualable de ser tierra y al mismo tiempo mano jardinera; cuidando lo que crece, y siendo, simiente, condición de posibilidad.
No alcanzan nuestras manos. No alcanza nuestra buena voluntad. No alcanzan nuestros cuerpos sumados de uno en uno en medio del remolino ígneo de la desigualdad.
Con su fealdad de deidad pedestre, magnífico, rugoso, eterno en su ida y vuelta del fondo de la tierra al charco efímero de la superficie.