Por Luciano Debanne.
Si eso que buscás no está en las redes,
si no lo encontraste al revolver papeles,
si no está en un libro, ni en la televisión,
si no es una rima que rima una canción.
Si no estaba en ningún camino,
en ningún amanecer,
y tampoco estaba en las babas del placer,
si no era parte de algún que otro llanto,
no estaba en la furia, ni en ningún espanto.
Si es una presunción en el atardecer,
cuando todo, todo, empieza a oscurecer.
Si está en el silencio y en la quietud,
si se desdibuja en la multitud,
si en medio de todo se quiere alejar,
pero también se apaga con la soledad.
Si te daba vueltas sin poderlo ver,
si es que sólo a veces te viene a buscar,
y la más de las veces no sabés si está.
Si se agita adentro cuando te vas a dormir,
y es como quedarse y querer partir,
o querer quedarse y tenerse que ir,
como una molestia, una incomodidad.
Si se vuelve furia, flama, cosa loca
y es como una fuerza que te mete rosca,
como un torbellino, como un huracán,
un horno de barro preñado de pan.
Tierra, agua, fuego, aire, grano y mano
cosa que se cuece toda ahí adentro
es calor y tiempo volviéndose sustento,
una masa hecha de toda la tierra
tu corazón vivo en un mundo de mierda.
Una rendija, una chance, una posibilidad,
un futuro incierto, un final abierto.
Una belleza, una felicidad,
una magia tuya que te pone a andar:
llamarada viva en su chispa inicial.
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