Por Luciano Debanne.
El joven Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano estudia derecho en España. Es un adolescente viviendo lejos de su hogar.
Se destaca en economía política y se va a graduar, con honores y medalla de oro, de bachiller en leyes antes de cumplir 18 años.
Es tan brillante el joven Belgrano que el Papa Pío VI le otorga un permiso especial: un permiso para leer todo tipo de literatura prohibida.
La autorización papal se extiende «en la forma más amplia para que pudiese leer todo género de libros condenados aunque fuesen heréticos».
El joven Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano lee.
Lee los textos prohibidos. Y con cada renglón leído va naciendo un revolucionario.
Va naciendo Manuel Belgrano.
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Mirarse el ombligo, hoy
Esa condición inigualable de ser tierra y al mismo tiempo mano jardinera; cuidando lo que crece, y siendo, simiente, condición de posibilidad.
Un mundo incendiándose
No alcanzan nuestras manos. No alcanza nuestra buena voluntad. No alcanzan nuestros cuerpos sumados de uno en uno en medio del remolino ígneo de la desigualdad.
