Por Garba.
Foto: Caro Tealdi.
Hay una ciudad cordobesa donde el sol explota al caer la tarde.
Allí la gente vive la vida de todos los días y como si nada, asisten a tamaña belleza solar y posterior desintegración cotidiana como quien va a la panadería por criollos.
Dicen que dicen que en Londres, en tiempos de neblina permanente, pasan en la televisión imágenes de esos atardeceres del centro del sur del sur.
Escriben novelas fantásticas que ubican geográficamente allí sobre todo en los finales, cuando quienes pasaron peripecias, escaparon de ovnis o de la CIA se retiran a mirar la inmensidad dándose besos de película con el fondo soñado.
Las personas de allá comentan en su inglés cerrado sin poder dar crédito a lo que ven: el sol estalla en el cielo diáfano de Río Cuarto y se desarma en gajos de nubes rojas naranjas y ambarinas mientras sus habitantes tienen la vista pegada a los celulares que les trasmiten en directo la bruma y la lluvia de la calle Abbey Road.
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