Emoción Registrada

Diego Magna sobre la bandera

9-07-2022 / Emoción Registrada, Lecturas
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En nuestro espacio destinado a rescatar publicaciones de las redes sociales, compartimos la historia de un trapo, el más querido de siempre, dándole sentido a todo, gracias a todo, a pesar de todo.


Diego Magna sobre la bandera

Hay días en que se mezcla todo: la amargura por cómo andan de difíciles las cosas, las historias familiares impregnadas en detalles de la casa que ahí están, inadvertidos y de repente encienden recuerdos, las alegrías colectivas agolpadas en gritos de goles que valen campeonatos mundiales y renuevan las esperanzas, los símbolos que nos llevan a la infancia. 

Hay días como el 9 de julio, donde las emociones se arremolinan. 

En un barrio de La Calera hay una casa de familia que es también una escuela de arte. Así de valientes quienes le dan vida.

Ahí andan Diego Magna y Noel Acosta haciendo que en La Covacha «pasen cosas lindas».

Este 9 de julio, Diego compartió la historia de una bandera. Una belleza de testimonio. 

Diego Magna – Sábado 9 de julio de 2022

Esta bandera debe tener 40 años…
Era la bandera de la guardería jardín maternal «Rayito de Sol», que habitaba el Patio de mi infancia en la casa donde nací y donde yo fui a hacer mis primeros palotes con crayones, masas y banderas de papel crepe.

Esa guardería nació como salida económica, una idea de mi vieja, como docente de alma que era, que puso en el garage, y ahí la seño fue mi hermana Graciela durante casi 15 años, de mañana, tarde y noche.

Y ahí estuvo siempre esta bandera, escuchando niños y familias durante tanto tiempo.

Salió a festejar la democracia, al Diego en el ’86, a alguna macha y algunas otras cosas más.

Ahí estuvo siempre para escuchar algún canto, para emocionarnos, para estar y ser testigo fiel de tantas cosas.

Desde hace 12 años nos acompaña acá en La covacha.

Algunas cosas no cambian, como los difíciles tiempos económicos, las incertidumbres, las músicas, los mundiales (el próximo creo se va a dar), las risas, las familias, los niños, la felicidad de sentir la llama encendida. 

Y algunas cosas sí cambian, sobre todo por las ausencias. Mi vieja ya no está. Mi hermana, docente de alma como la vieja, sigue ahí pero en otras escuelas, con otras responsabilidades y seguro con la misma pasión y compromiso.

El patio es ahora el de mi casa… Nuestra patria.

Como dice Rubén Blades en su canción, «la patria son tantas cosas bellas…»