
Por Luciano Debanne.
Che… Yo sólo quería decirte, quería decirte que te cuides.
Como decía el uruguayo ese que era cantor, ahora que sos mocito y pitás como el que más, yo sólo quería decirte que te cuides.
Hoy cuando salgas, y el sol te dé en la cara, y te cierres el abrigo por el fresco, y veas tu sombra en la calle, y te persiga la silueta oscura de tu cuerpo alargado y marcado de piedritas andando de costado, y te distraigas pensando o escuchando o mirando no se qué cosa ahí adelante, cuidate.
Un poco porque es que es como dice la canción, ¿sabés?, oh baby, baby es un mundo salvaje; y tenes que salir, todo bien, es así, pero take good care.
Cuidate de los hijos de puta y también de los bien intencionados, que salen a hacer el bien sin mirar a quien, y capaz terminan ayudando a los malos, ayudados por los malos.
Cuidate de los caminos más oscuros, y de las calles demasiado iluminadas, porque las luces son caras y si están ahí es para que andes por esas avenidas y no por otras, son las sendas que te quieren mostrar los que pagan la instalación de los faroles.
Cuidate de los peligrosos de siempre y de los que no ves venir, porque son bestias nuevas sin catalogar. Cuidate también de los que parecen extintos, porque hay muertos que vuelven cuando menos los esperabas, peligrosos fantasmas que son peores porque son difícil de atrapar.
Cuidate de los superhéroes, y de los super ministros, de la superación y de las supersticiones, de los supermercados y de los supermerqueados. Cuidate de todo lo que no huela a fragilidad, a posibilidad de meter la pata. Cuidate de lo que se autopercibe infalible.
Cuidate del susto que paraliza, del exceso de cautela, porque no hay peor cosa que no salir a andar solo por las dudas, no hay derrota mayor que dejarse vencer por el miedo, no hay peor cicatriz que la del que nunca anduvo sangrando, con la carne al aire. Cuidate también de no temerle a nada, de no saber huir hasta la próxima batalla.
Cuidate, eso nomás quería decirte, porque, ya sabés, yo no podría hacer la lista completa de peligros, quién soy yo para semejante tarea.
Y yo sé, yo sé, que vas a saber darte cuenta. Porque he visto cómo le sonreís a las estrellas y a los débiles y a los niños y a las flores y a los pájaros; porque te he visto enternecerte y compadecerte del dolor de los que sufren, porque te he visto abrazar y amar y llorar de tristeza; por eso yo sé, yo sé que vas a saber cuándo, cómo y con quién, pero igual quería pedirte que te cuides.
Como un ruego, como un abrazo, como quien mira maravillado a su niño crecer, yo sólo quería pedirte que te cuides.
Cuidate que hoy el mundo sigue siendo mundo y nosotros apenas pequeños, frágiles, efímeros, pedacitos de humanidad.
Cuidate, y disfrutá.