Recomendado

Dream Jazz

4-06-2015 / Agenda, Reseñas
Etiquetas: , , ,

Este viernes 5 de junio a las 21 horas en el Centro Cultural Córdoba, vuelve a escena una propuesta excelente para disfrutar de la música como el mejor juego posible.


Dream Jazz

Por | redaccion351@gmail.com

La autodefinición del proyecto dice así:

«Dream Jazz. Arte sonoro+visual. Nuevas versiones de obras clásicas de jazz sobre soporte de arte sonoro en tiempo real y re significadas por arte visual.

DJ es una propuesta que procura ampliar los límites del género, sumando nuevas fuentes sonoras (laptops, samplers, procesadores de voces, tablets, guitarra sintetizada) propiciando variadas texturas, donde la improvisación devenida del jazz es parte del fluir y la armonía es tratada como un elemento cíclico y modal en la descripción de paisajes sonoros.

La voz es procesada en tiempo real, agregando frescura al discurso y la propuesta se completa con arte visual y cámaras en vivo.

DJ ha participado del Córdoba Jazz Festival-2009- y apertura del Cba. Jazz Festival 2012.»

 

Ahora decimos nosotros:

Dream Jazz es un placer. Desde el primer contacto que tuvimos con el proyecto, años después de su origen, la admiración continúa. No siempre sucede que la inquietud de un grupo de artistas por lo que la música pueda ofrecer más allá de sus procesos habituales garantice alguna emoción.

¿Qué se supone que puede significar «procesos habituales» dentro de lo que la música puede ofrecer? Escuchando las obras de Dream Jazz, una definición de «proceso habitual» vinculado a la música podría abarcar, por oposición, cualquier canción que nos emocione desde una melodía bella, desde estructuras armónicas más o menos previsibles, y desde unos versos ordenados en estrofas y estribillos plenos de imágenes sublimes, en los mejores casos.

Algo viene pasando por aquí. En los últimos años, hay mejores casos que no dejan de florecer. Canciones que parecen nacer con un pan abajo del brazo, con ánimo de persistir en muchos. Podríamos listar, en este mismo momento, no menos de cincuenta grandes canciones surgidas en los últimos, pongamos por caso, cinco años, sabiendo que muchísimas quedarán afuera por no ir un cachitín más lejos, digamos una década para atrás.

El espacio que las vio nacer no ha dejado de reproducir músicas de otras regiones, claro. Pero eso que suena en otros puntos, con algunas cuestiones resueltas desde siempre, y que llega a Córdoba con mayor fluidez por simple crecimiento del consumo cultural (para reducir de manera drástica lo que está pasando), ya no abruma. La creciente variedad de propuestas locales encuentra espacios de difusión y públicos que ojalá sigan creciendo, a fuerza de emocionar.

¿Cuál es la explicación? ¿Internet y sus facilidades revolucionarias? ¿Las ganas de hacer y el círculo virtuoso de un envión compartido? ¿La disponibilidad de espacios menos hostiles? Tal vez un poco de todo y más. Cualquier combinación de factores asegura el nacimiento de unas cuantas canciones hermosas. Córdoba lo ha vivido más de una vez. Pero ¿qué combinación ha posibilitado tantas y tan hermosas canciones en poco tiempo? Una pregunta inversa podría apuntarle a otras tantas que nacieron y podrían refutar todo lo dicho hasta aquí. Pero gustos son gustos y por suerte, en una coexistencia amable, las que gustan también se multiplican.

Mientras disfrutamos pues de este tiempo, repleto de canciones nuevas, de «procesos habituales de composición» abrazadores de los que vienen empujando desde tiempos francamente descorazonadores (hay apellidos sinónimos de remo y de virtud que habría que aplaudir de pie), también suenan cosas que nos desacomodan. Procesos que eligieron un camino en apariencia más complicado.

¿Por qué «en apariencia»? ¿Por qué «más complicado»?

Escuchemos algo de lo que propone Dream Jazz, es decir: Osvaldo Brizuela en guitarra sintetizada y arte sonoro, Gabriela Beltramino en voz y Fede Gaumet en arte sonoro. Dejemos por un momento la intervención de Pablo Sosa Caba como integrante clave en arte visual. Sólo escuchemos, por ejemplo, la versión de «My Favorite things».

Dream Jazz para escuchar

 

No hay apariencias en Dream Jazz. Tampoco parece haber complicaciones. Estos artistas no buscan complicarse. Lo que suena lleva a pensar, tal vez mejor, en una combinación de formas personalísimas de divertirse.

Ahora el vivo, para sumar el arte de Pablo Sosa Caba.

Dream Jazz para escuchar y ver

 

Una presentación de Dream Jazz es pura expansión en segunda persona, casi como el estilo de los versos en las canciones de O-Bri. Si cualquier recital interpela al público como posibilidad de sensación compartida, aquí, la música y las imágenes conectan en singular. Entre las líneas de sentido, el arte en tiempo real proyectará una forma irrepetible de diálogo con cada espectador, un llamado a jugar con las dimensiones que recorra cada sensibilidad. El título de una canción de «Siempre es hoy», disco de alguien que entendía bastante de jugar con los sonidos, podría resumir el momento culminante del vivo de Dream Jazz. Todo lo que fluye desde el escenario parece decir, a cada espectador, «amo dejarte así».

Este viernes, en el marco del Festival Circuito Abierto, después de una apertura a cargo de Ramam Bosch, un grupo de artistas notables, cada cual con grandes trabajos editados recientemente, volverán a escena para dejarnos jugar a entender que todo, bajo cualquier proceso, pasa por la emoción de justamente eso: jugar.

Agendá:

Dream Jazz.

O-Bri – Fede Gaumet – Gaby Beltramino – Pablo Sosa Caba.

Viernes 5 de junio – 21 horas.

Centro Cultural Córdoba  – Avenida Poeta Lugones 401.

Entrada: $50.