¿Qué fue esta obra? Podemos decir que un homenaje a la comedia francesa del siglo XVII, pero con retoques vocales a la cordobesa. ¿Cómo puede tomarse una obra como Vualá!? Una farsa que se burla de la clase acomodada. O una farsa, inspirada en la comedia francesa, que se “metamorforiza” a una canción cuarteto.

La obra dirigida por Paco Giménez es una sucesión de entredichos tanto vocales como corporales, piruetas al ritmo de melodías extraídas en algún local barato que emularía a un Moulin Rouge, para luego decantar a un ritmo extirpado en algún recital de tunga-tunga. Los zapatos de mujeres colgantes son una presencia eterna, como estrellas que florecen de un cielo burgués en las tierras parisinas de un tiempo anterior a la Revolución Francesa. En una época en donde, como dice la obra, el estilo precioso se torna una infección contagiosa.

Las actrices Natalia Buyatti y Lucía Castaños Manavella encarnan a las preciosas ridículas de esta historia, primas entre sí y atrapadas por las imposiciones aristocráticas de forjar lazos en matrimonio. Fabricio Cipolla es el sirviente que, con su tonada cordobesa, las hará demostrar, precisamente, lo ridículas que son.

La dinámica de la obra se concentra en un movimiento tan circular como los vestidos que llevan puestos las damas. Los utensilios de maquillaje extrapolan no solo una apreciación facial a lo ridículo, sino como un punto de partida a la burla hacia ciertos arquetipos de la clase social. Mediante el desarrollo de un plan “donjuanezco”, el sirviente cordobés encarnará a un aristócrata para atraer la atención de las doncellas.

Las palabras giran en medio de un sillón en movimiento, en la improvisación del protagonista o cuando una de las personajes pierde la línea del propio guión de la obra. Lo que se ve es una vivencia del Paris del siglo XVII. Lo atractivo que es, o lo que era. Y como no podía ser de otra manera, enfrascada entre las paredes, al comienzo y al final, de una danza donde sobresale el movimiento de piernas, digno de un cabaret en construcción.

París, vista desde los interiores de un cabaret de la época. El cabaret como espacio de la ridiculización para apuntalar el camino de una civilización en movimiento. Y el encaje cordobés, picaresco y efusivo, funciona como una pieza suplementaria, pero complementaria a la vez. La cosmovisión de los zapatitos colgantes, de un lugar y tiempo tan alejado, solo podría continuar con una tangente preciosa con un estilo más local. Quizás París ya no será lo que era. O en realidad, sí lo era. Porque tanto de allá como acá, el amor puede más.

Vualá! Mélange teatral sobre textos de Molière se podrá ver  los sábados de junio a las 21:30 horas en Teatro La Calle (Gral. Bustos 1000).