
Por Garba.
Tan otoño por acá.
Las hojas, el aire fresco que va y viene.
El surco permanente de las hormigas y su constante ir.
Todo tan otoño por acá.
Una película francesa de los noventa donde a una mujer hermosa se le humedecen los ojos en un plano cortísimo y no dice una palabra mientras vemos alejarse por la senda de una plaza a un hombre morocho de traje oscuro y nariz grande al compás de un violonchelo que se desgarra mientras la cámara se pierde en el follaje que cae de a poco.
Toda una tristeza prolija y paqueta al otro lado del mundo y del tiempo.
Todo tan otoño por acá.
Burbujea la olla con otra tanda de porotos rojos que huelen a laurel.
Apago la radio, me pierdo las novedades que desmenuzan cómo muta una campaña política de riña de gallos, todos gallos y el gallinero vacío.
El mate, los libros, el silencio de la mañana cuando en la casa duermen a pesar de que el reloj avance como las hormigas.