Astilla

Néstor

31-08-2023 / Astilla, Lecturas
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«…En la memoria todo tiene una segunda oportunidad. Latir en el presente es luchar contra el olvido.» María Teresa Andruetto.


Néstor

Por Garba.

Le puse Néstor por Néstor, y porque había nacido con un ojito malo.

Un músico me había pedido que se lo tenga hasta que se acomode, y el que se acomodó en nuestros corazones fue Néstor.

Una noche salió maullando y nunca más volvió.

Lo buscamos hasta abajo de cada piedra.

En el río, a donde le gustaba tomar agua fresca.

En el barrio, atrás de las casas ajenas, por el camino.

Pegamos carteles, preguntamos, fuimos a ver a todo animal esponjoso que se le pareciera.

Ni rastro.

Se lo tragó la tierra o alguien terminó con su vida.

No sabemos.

Aún hoy, dos años después, si veo una sombra moviéndose en la espesura grito al aire: Néstoooor, Néstor Carloooooos…

Lo busco entre mis piernas, en el bollo del acolchado, en el frío del invierno, en el silencio donde un alarido nunca es igual a otro.

¿A dónde esté tendrá agua? ¿Comida? ¿Un poco de cariño?

Fantaseo con que un día lo veré llegar, medio roto, medio viejo, a la ventana.

Cuando me preguntan cuántos animales vivimos en esta manada, siempre lo nombro primero.

Cuando alguien desaparece, su rastro, su biografía, su huella, sus manías, su manera de pisar esta tierra, no se va.

Se queda en la memoria.

Se lo recuerda más que a un muerto enterrado de la familia.

Porque sabemos que la falta de desenlace, ese no tener a dónde ir a llorar, ocupa mucho espacio.

Ustedes dirán… ¿Comparar a un gato con un desaparecido?

No, claro que no.

Que un ser querido desaparezca es incomparable.

Aún les buscamos en las marchas, siempre prendidxs a la edad en la que dejaron de estar con nosotrxs.

Quizás quienes hayan logrado volver de ese infierno también se busquen entre la multitud, porque una parte de sí fue expuesta a tales injusticias que quedó suspendida en el aire como un ánima de cuento.

Es que cada tanto, nos quieren contar que la historia no tuvo esos agujeros o que no fueron tan abismales.

Por eso les cuento de Néstor.

¿Resulta mejor hablar de un gato, no?

Es menos refutable para la «gente de bien» que se enoja con la ideología de la memoria.