Astilla

La costumbre de las abejas

7-04-2022 / Astilla, Lecturas
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A mí me gustaría que el amor fuese tema de las cosas que escribo, creerle un poco, hablar de él de algún modo.


La costumbre de las abejas

Por Garba.

No seremos quienes dejemos las camas sin hacer.

El sol entra por la ventana y el aire trae el olor de las flores que persisten gracias a la costumbre de las abejas.

Mi madre me dice que sin abejas se acabará el mundo y entonces pienso: ¿Quizás mi casa sea la última en desmoronarse? ¿Tendré por alguna vez la última palabra? ¿Qué sentido albergaría si no hubiere oreja que la escuche?

A mí me gustaría que el amor fuese tema de las cosas que escribo, creerle un poco, hablar de él de algún modo.

A la poesía la mantiene en los rankings de los libros esa necesidad de leer sobre el amor.

Mi mirada sobre los pliegues de una sábana, sobre las vueltas de la manguera del patio o el conteo diario de las hojas que en otoño caen no le interesa a nadie.

A veces ni a mí.

Anoche soñé lo que podría haber sido un sueño erótico, pero mi cabeza ya está rota hasta para eso.

Derivó en un planteo existencial sobre la inutilidad de ocultar los deseos, sobre qué bueno sería que nos sigamos encontrando con ese frenesí que nuestros cuerpos guardan cuando se huelen cerca, y que ojalá sólo dejáramos que ese irse tuviese la implicancia que el acercamiento de las abejas a las flores.

Me desperté queriendo que durara un poco más a ver si volvía a su cauce de besos, de manos y nada, más planteo estéril, más ladrido de perros y la alarma del celular recordándome que lo que arde es el sol.