Astilla

Intimidad

2-09-2021 / Astilla, Lecturas
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Se saludaron con un primer y largo beso rompiendo todos los protocolos de distancia.


Intimidad

Por Garba.

Ya entrada la pandemia acordaron el encuentro secreto, tarde, en la casa que quedara libre de otros habitantes.

Una noche compartida.

Toda una noche.

Los malabarismos de viajar durante la cuarentena, los permisos, los traslados, ameritaban la apuesta.

Hacía años que se conocían y venían dilatando: que porque la gente en común, que mirá si no funciona, que después, pero las videollamadas diarias a esas alturas del encierro les sonaban a pudor o a histeriqueo.

Se saludaron con un primer y largo beso rompiendo todo protocolo de distancia.

Se sacaron las capas de la cebolla, y vueltas más o menos, cena y guitarra, se metieron en la cama.

Eligieron una película preciosa sobre un niño, su amigo imaginario y los nazis, que no vieron. Todo era una mezcla de primera cita en un bar con complicidades de matrimonio de años: alcanzame el agua, no me destapes, se me durmió el brazo.

Hablaron, con unas deliciosas interrupciones, hasta que se hizo de día.

Hablaron muchísimo.

La intimidad sin apuro logra a veces, como un milagro, que se puedan oír cuestiones profundas, dolores agudos, traiciones antiguas, pedir mimos de niñez.

Casi antes de que amaneciera, le contó, en voz bien bajita, que había sido su madre quien le había entregado y ésa era la razón de su exilio, del país y del vínculo.

Después de eso, durmieron un rato.

Con el pasar de los días fueron postergando la segunda escapada, a todas las claras muy complicada, y nunca más se volvieron a ver.

La intimidad, qué tesoro, que necesita tiempo.