Por Garba.
El agradecimiento es una rueda que nunca cesa.
Las miles de maneras que alguien tuvo alguna vez de darme algo.
Lo atesoro.
Gracias al doctor que acompañó a hijo y a mí cuando era un nenito frágil y a su sangre le costaba quedarse coagulada.
Gracias a quienes abandonaron a las perras y perros, gatos y gatas que hoy son nuestra familia.
Gracias al amor que supe dar y que me dieron, y que con suerte seguirá apareciendo.
A mí mamá que sobrevivió a criarme, y a mi papá que a su modo, me dejó la casa de mis sueños.
Gracias a cada letra de cada verso que pude decir.
Gracias al jazmín y a su perfume.
Gracias a quienes oyen y a quienes saben conmover.
Gracias a mis maestras y maestros.
Gracias a quienes confían en mí para aprender.
Gracias a las canciones.
Gracias a cada artista que da otra vuelta de rosca donde antes sólo había heridas abiertas.
Gracias a los miles de abrazos.
Gracias a los aplausos.
Gracias al camino y sus habitantes.
Gracias a cada escenario que me recibió.
Gracias especialmente hoy acá, a ustedes que leen, que a veces agradecen, que a veces comentan esta botella al mar.
Llega el momento en el que para que algo cambie, si no cambia, es necesario cambiar una.
Han sido tres años de cada jueves sacar las 140 astillas en la redacción.
Gracias a Pablo, que sostuvo este barco todo este tiempo.
Gracias, gracias, y hasta la próxima aventura.
Gracias, palabra que cuanto más se dice, más te da.
