Cuento corto

Facundo Martínez. «El Corazón de la Reina»

31-05-2011 / Lecturas
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Sobre el corazón de una reina y el obsequio de los enamorados.


Facundo Martínez. «El Corazón de la Reina»

Por | fmartinez@redaccion351.com

Foto: Gabriela Ameri

En el día de su cumpleaños, la Dama con más poder y carisma se paró en el balcón de su torre inmaculada y tuvo una ocurrencia mientras agradecía a su pueblo todos los festejos en su honor:

“…Mañana, hombres y mujeres declararán su amor. Todos están obligados a escribir poemas, cantar canciones, regalar flores, y hacer cuanto puedan para conquistar a esa persona que aman, y aún no lo sabe. Y aquellos que estén casados o de novios, renovarán su romance con flores, escribirán poemas, cantarán canciones, y harán cuanto puedan para recordarle a su pareja qué tanto están felices de estar juntos”.

La felicidad se movió como hormigas de escalofríos en las espaldas de los jóvenes, de los adultos y de los ancianos que sonrieron y se fugaron a idear las formas más sorprendentes para demostrar cuan grande es el amor de cada uno.

En una jornada exhaustiva se vio a Arquitectos diseñando estructuras enormes, Aviadores con llamativos carteles, Jardineros con flores exóticas y Músicos con los acordes invertidos jamás escuchados. Artesanas con piedras preciosas y esculturas radiantes, o Pintoras con trazos y lienzos llenos de hiperrealismo de romance.

El júbilo y las camas ardieron, las almas invadidas de cariño, la inmensidad de los sortilegios en su justo resultado; las brujas averrugadas y parlanchinas silenciaron sus resentimientos con besos de doncellas adolescentes. Incluso los niños mandaron avioncitos de papel de una ventana a la otra con un “te quiero”, “yo también”. O “¿querés que mañana juguemos al doctor?”.

La Reina, que observaba desde lo alto del ventanal, se abrazó al sentir un fresquito inesperado. Se refugió de ensueño, inmaculada, y  aún tibia se acostó a morir de amor porque no había llegado a su palacio ningún regalo, ni sorpresa ni serenata. Ninguna declaración de amor de ningún enamorado.