Astilla

En la víspera de Reyes

5-01-2024 / Astilla, Lecturas
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Sé que no es más que otra bolsa de aire dando vueltas en la calle, como aquella hoja que no sabe para dónde va…


En la víspera de Reyes

Por Garba.

A la memoria de Beatriz, que cada semana esperaba con ansias estas Astillas.
«Como una hoja en el viento que no sabe para dónde va», dijo el jueves pasado.

En mi casa hay un bosque. No hablo de proximidades geográficas, sino de los interiores de este pedacito de monte mío.

Una mora a la que después de varias podas dejé crecer, se adueñó de una sombra al lado de los pinos, y en ese espacio de la casa, imagino, habitan los espíritus.

A la hora de la siesta igual hay fresco y recurro a su tierra bien abonada por la humedad de las hojas y su descomponerse siempre, cada vez que hago plantines.

En la víspera de Reyes, me gusta pensar que ese bosque será refugio de los camellos: tienen follajes sabrosos para comer y la posibilidad de camuflarse entre las damas de noche que, tras las lluvias, se volvieron una pared tupida.

Un cuento guarda una forma de tres momentos: el inicio, un desarrollo y su desenlace.

Dentro de estos mínimos límites, algo puede ser todo comenzar, o explotar enseguida, extenderse en la trama de los medios y terminar en un portazo.

El qué y el cómo se juntan, y a eso se suma el ingrediente maldito: no se sabe nunca del todo.

Algo que podría funcionar, no arranca y algo que merece todas las cruces, nos cautiva.

Lo que estaba ahí, ya no está o sigue estando.

Por mi oficio o mi alma de niña, me aferro a algunos cuentos, como el de los Reyes.

Sé que no es más que otra bolsa de aire dando vueltas en la calle, como aquella hoja que no sabe para dónde va, perdida y a la vez llena de un impulso que se terminará apenas se aleje la corriente sur, para fundirse en el cielo de quienes leyendo, sueñan.

Buen viaje Beatriz.