Menos Mitos

Charly García o los parichulís afrodisíacos

16-05-2016 / Lecturas, Menos Mitos
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Historia de pañuelos ascendentes y lienzos descendentes. O de como convertir puchos negros en planeadores y un grito anónimo en foto para la historia.


Charly García o los parichulís afrodisíacos

Por Juan Fragueiro.

Charly viene a Córdoba en diciembre del ’83. Hacía un calor típico, las fauces de cien leones se abrieron escupiendo fuego y olores nauseabundos. Teníamos que limpiar el Estadio de Atenas donde Charly presentaría Clics Modernos.

Estábamos juntando vasitos, envases de vino, papeles, alguna mostaza adherida al piso con media salchicha y las sillas de lata. Miles de sillas de lata. Un sudor peludo recorría mi espalda, debajo de la camisa de jeans, debajo del estampado de John Player Special (y sí, el eclecticismo al fin era mi sino).

Subiendo las gradas de cemento, de a saltitos, apareció Charly. Sentóse bien cerca del techo de chapa y se puso a zapar con la guitarra. «Hey pendejo, ¿tenés fasos?» (el pendejo increíblemente era yo mismamente). «Parisiennes», le grité. Y subí las gradas de dos en dos, con una agilidad que hoy me provoca nostalgias y nervios ciáticos. Le doy tres fasos… y me siento. Saca un pañuelo de su bolsillo, un pañuelo de colores diluidos en un aroma dulzón, penetrante y envolvente. Pachuli. Hace un paquete con los Parisiennes, saca otro pañuelo húmedo y marrón, me pide tres más y los envuelve. Al minuto me convida uno y me previene que lo fume despacio pero con ganas. «Hacete secas profundas, mantené el humo y a volar pendejo.» Me reí, creo que me reí… seguí juntando las sillas hasta que el salón estuvo impecable.

Comenzó el recital. Atenas estaba hasta el techo, miles de almas transgresoras y algunos chetitos de Nueva Córdoba escuchaban: «Ella es menor, él es normal y lo que están haciendo es un pecado mortal. Ella se quedó sin boda ni arroz y al novio lo agarraron entre muchos más que dos. Miren lo están golpeando todo el tiempo… ¡Lo vuelven vuelven a golpear! ¡Nos siguen pegando abajo! Yo estaba en un club no había casi luz la puerta de salida tenía un farolito azul. Él se desmayó delante de mí no fueron las pastillas fueron los hombres de gris. Miren lo están golpeando todo el tiempo ¡Lo vuelven vuelven a golpear! ¡Nos siguen pegando abajo!…»

Desde la tribuna, una loquita le grita «¡Puto!» Charly termina su «Nos siguen pegando abajo»… Deja la viola apoyada en el teclado, se enciende un reflector en el escenario… Charly afloja la soguita de sus pantalones, se los baja, se toma el pene con las manos y responde: «¿Puto? ¡Esssssta puto!» La única foto que recuerda ese momento es de Fino Pizarro, la misma que ilustra este recuerdo…

En dirección sur-este, abajo de Charly, estaba yo fumándome un parichulí, riéndome, tosiendo y con mucho hambre…

Creo que sí, que estaba riéndome.