Cuando la unión del rock hace la fuerza

El Festival Córdoba Rockea fue una fiesta

16-05-2016 / Crónicas
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Diez bandas detonaron Captain Blue el sábado 30 de abril. Estamos viendo en las redes sociales que se quiere llevar a cabo un segundo Córdoba Rockea. Si hubiera una encuesta sobre esa posibilidad, votaríamos por sí. Y doblemente sí. Y todas las veces sí. Estuvimos en el primero y esto fue lo que pasó.


El Festival Córdoba Rockea fue una fiesta

Texto y fotos: Juan José Coronell.

Puntual en todos los sentidos: en el horario y en el momento para hacerlo, porque llegó necesariamente a tiempo. Porque es un antecedente para seguir apostando a escuchar bandas de Córdoba. O simplemente bandas de rock, más allá del lugar.

A las diez en punto, y dando muestras de una organización y profesionalismo notables, Testigo subió al escenario. No pareció casualidad. Nada fue librado al azar. Ellos, y los testigos que esperaban abajo del escenario (no tantos, la gente sí es impuntual), comenzaron con este maratónico festival.

«Tiempo de locura» fue uno de los temas que sonaron; luego, el agradecimiento de los integrantes por lo “contentos de estar acá”. Y el tiempo de locura fue lo que comenzó con ellos y los organizadores del evento en Captain Blue. Mientras afuera el frío se imponía, adentro el calor ganaba cada vez más protagonismo.

Debajo, todo hacía repetir el nombre de la segunda banda: “Que Bien que te Queda”. La Radio Furor transmitiendo en vivo, Infante Rock viendo a colegas para sumar ideas para su camino, los Cráter Amentia repartiendo discos entre la gente… “Que bien que te queda Córdoba, un Festival de este tipo”. Y a la banda, le quedó bien cantar, entre otros, temas como «Libertad» y «Matador» de Los Fabulosos Cadillacs, con mucha potencia, y el tema homónimo de la banda.

El reloj no fue enemigo en ningún momento. Todo debidamente cronometrado y estipulado en segmentos precisos. En vivo, Nóstica dejó claro su mensaje. “Ríe hasta que te duela”, como si fuese direccionado a la escena local, que históricamente ha tenido dolores y de un tiempo a esta parte se puede reír. O que detrás de cada problema, siempre tuvo una realidad cambiada gracias, por ejemplo, a Ale Yunes. Él, claro está, ayudó más de lo pensado para que estas bandas tengan el sonido justo para dignificar sus propuestas. Noche de emociones cruzadas, Córdoba Rockea también fue un gran saludo a uno de los mejores sonidistas de la ciudad.

Convivencia de sonidos

A la media noche, el baile se impuso de la mano de ValtersonGroove, ska y el comentario de una chica: “Son buenos, no es mi onda, pero ya está. Me enfiesté”. ¡Misión cumplida! Lo único para objetar –si se puede, y entendiendo que estamos sensibilizados por tantos femicidios- es la versión de “Perfidia” o “Te gustó, te gustó” que no suma mucho. No así el «Chau, chau, chau» que a contramano del nombre, se convirtió en un pedido de bises.

Alvacío fue de las bandas más festejadas. No sólo por la puesta, no sólo por la fuerza, sino porque ya cuentan con un grupo de seguidores -queda demostrado en banderas – que se hicieron dueños del espacio y del pogo. Paula Loza de Ávalon, cantó «Perfecto» junto a Agustín Godoy, retratanto desde el título las sensaciones del momento: la mayor cantidad de gente y una banda que entraba por todas partes a los presentes.

Cuando aún se escuchaban pedidos de una más, Hammer subió para dar su show. El horario se cumplió a rajatabla y si bien quedaron ganas de ver y escuchar a cada banda un poco más, fue el tiempo justo. Además, cada formación que subía retomaba la intensidad del set anterior. Para decirlo con elegancia: fue un Festival de puta madre. José Palazzo miraba atento desde abajo y subió a tocar el bajo en «Seek and destroy». Esa búsqueda de sonido para destruir todo, en el buen sentido, se desparramó en un thrash metal revoleador de cabezas, algunas ya sin el pelo largo reglamentario. Además de Yunes, también hubo un recuerdo para Adrián “Piraña” Gómez.

Esteban Kabalin subió para dar cuenta de su carrera que lleva años en estas tierras. Con «Baguala del Dragón» «Rezando al cantar”, fue regalando su estilo, su virtuosismo -facilitado por toda la banda que sonó muy, pero muy bien con Julio Moreno en bajo, Seba Martínez y Jorge Galizia en violas, Joel Fussero en teclados y Mati Sabagh en bata-. Con «Mamá no llores», todos se hicieron eco de lo que se pedía sin decir: “una noche más así”.

 

Culpables de esta realidad

«Desamparo» fue el primer tema de Juan Terrenal, que supo bien dónde estaba y llevó a cabo una actuación digna de destacar. Versionaron muy bien «Boys don’t cry» de The Cure y pero regalaron sus temas pegadizos y profundos, como «Culpables». “Somos culpables de esta realidad/ los responsables de lo que vendrá…” Una gran forma de explicar por qué Córdoba Rockea. Le dedicaron el show a los presentes, a los que “serán difusores de otra vuelta de esto”, para salir de la monotonía, y para “que nadie los haga caer antes de cantar” como dijo Miguel Amaya en medio de la actuación. Su recuerdo de Ale Yunes fue hermoso: “Atravesó el portal para estar dentro nuestro”.

A las 4 de la mañana, la gente siguió balando gracias a La Coca Fernández, única banda que podía, a esa altura de la madrugada, sacar ganas de más. Ska, reggae y una especie “cuarterock” para demostrar que el pogo también es al ritmo más fiestero.

Cuatro al Hilo fue la encargada de cerrar el evento, con varios invitados y Franco Ronchetti en el papel de rockstar, que por cierto le cabe bien. Los temas de “En el espejo – Tomo 2”, su último trabajo, resonaron para dar el cierre.

No fue casualidad en el comienzo y tampoco en el final. Hay que «mirarse en el espejo» y saber que se están haciendo las cosas bien. Para eso sirvió este festival. Para saber que en Córdoba la unión del rock hace la fuerza. Esperamos que haya más ediciones, porque al igual que en el ícono de Córdoba Rockea, el rock de acá es una llama más viva que nunca.

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