Emoción Registrada

José «Negro» Gómez sobre Juan Iñaki

19-06-2019 / Emoción Registrada, Lecturas
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En nuestro espacio destinado a rescatar textos de las redes sociales, compartimos anécdotas del querido percusionista de la Jam de Folclore sobre su amigo cantor, a pocas horas de celebrar 20 años con la música.


José «Negro» Gómez sobre Juan Iñaki

El sábado 15 de junio Juan Iñaki celebró dos décadas de camino con la música en una presentación inolvidable en el Centro Cultural Córdoba, junto a grandes invitadas e invitados que lo acompañaron en diferentes etapas. 

Entre los testimonios encontrados en las redes sociales en torno a este evento, José «Negro» Gómez recordó los orígenes de una amistad que perdura junto a quien por aquellos tiempos comenzaba a vivir sus días entre la secundaria y los grandes festivales.

Compartimos un relato entrañable, publicado horas antes de concierto inolvidable.

José «Negro» Gómez – Sábado 15 de junio de 2019

Me acuerdo que un día estaba bajando al recreo en el cole, yo iba a cuarto año, y escucho que alguien dice: “Ese es Juan Iñaki». Yo de negro mal llevado expresé con mi cara una indiferencia grande. Sabía que era músico conocido y que además podía faltar mucho más que cualquiera porque viajaba mucho tocando. En el fondo me parece que le tenía un poco de envidia. Igual él tocaba folclore y yo era más del palo del rock. Hacía poco tiempo tenía una batería en serio, a pesar de que hacía varios años ya que estudiaba música en el conservatorio.

Un día, como hacen muchas maestras, preguntaron quién sabía tocar algún instrumento para que participemos en el acto del 12 de octubre. Por supuesto que levanté la mano. Me sacaron del curso y nos juntaron con otros estudiantes que sabían tocar o cantar. Con tal de no estar en el aula no tenía drama de hacer cualquier cosa, como aquella vez que salí de nube cantando la canción «América» de Nino Bravo, pero bueno eso ahora no viene al caso. Cualquiera tiene un desliz.

Llego al aula donde íbamos a ensayar y había varios chicos del cole, pero Iñaki no estaba. Yo pensé: «Obvio, se hace el cheto el gil este y no va a querer venir a juntarse a armar algo con nosotros en la escuela.» porque cantaba en festivales y tenía contratos y esas cosas de los famosos.

Mientras esperábamos que vengan todos yo me puse a tocar la guitarra un tema de Caetano Velozo que obviamente no conocía nadie de los presentes. Estaba tocándolo solo para mí, para no olvidármelo, ya que mi viejo me lo había enseñado hacía poco. Mientras estoy tocando el tema cae este Juan Iñaki, entra, saluda, parecía una persona normal, como uno más. Saluda y yo sigo tocando indiferentemente. Se acerca y me pregunta: “¿Qué estás tocando?» Y yo le respondo: “’Cajuina’ de Caetano Veloso”. La verdad que era raro que en el contexto que estábamos alguien esté tocando un tema de Caetano. A este Juan Iñaki se le cambió la cara y me dice que de dónde sabía ese tema. Le conté que mi viejo era músico y que amaba la música brasilera. Me pidió la viola y se puso a tocar un tema de Djavan. Yo me sumé a cantarlo y pegamos un ondón. Armamos un acto a pleno.

Nos hicimos amigos. A la semana siguiente me agita y me pregunta sino quería irme de gira a Buenos Aires con su banda. Yo le dije que no sabía tocar folclore y que además no tenía bombo legüero. Él me insistió, me dijo «yo te enseño y usas mi bombo.». Ahí me di cuenta que era bastante audaz y delirante. Yo le dije que sí de una. Volví a casa y lo llamé a mi viejo, le conté y le pedí que me pasara todos los discos de folclore que tenía. Volví de la casa de mi viejo con dos bolsas de discos y en quince días escuché todo el folclore que no había escuchado en mi vida.

Antes de irnos a Buenos Aires teníamos que tocar en Laguna Larga, con muchos nervios, pero zafé bastante. El Juan no paraba de alentarme y cuando terminamos de tocar viví un hecho que cambió mi vida para siempre. Suena exagerado, pero fue así. Bajé de tocar, guardamos las cosas y vino Raúl, el papá de Juan y me pagó 50 pesos (obviamente que no eran los 50 pesos de ahora, para mí era bastante y no me imaginaba que me pagarían por hacer la cosa más genial del mundo para mí que es hacer música, en un escenario con todos los chiches).

Al otro día, cuando volví del cole, la Chola, mi abuela me pidió que vaya a comprar pan y me dijo que la espere que iba a buscar plata para pagar. Yo le dije que no, que pagaba yo. Toda esa caminata de ida y vuelta al kiosco no podía parar de pensar que capaz algún día podía trabajar de ser músico.

Hoy ese compañero de escuela que se convirtió en mi amigo y hermano cumple 20 años con la música y tengo el honor de seguir compartiendo con él y la suerte de agradecerle por su generosidad, confianza, amistad, porfiadez, grandeza y humildad. 

Gracias, gracias y miles de gracias hermano querido por compartir la música y la vida. Esta noche nos juntamos con una banda de biorsis a hacer lo que más amamos, que es música, en el Centro Cultural Córdoba.