» Juan Quintero y Luna Monti en concierto redaccion 351

Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com

Alguna vez, liberando la explicación a la suerte de los paisanos en ronda, un maestro de nuestra música propuso que los dúos encierran un encanto particular. Se habrán preguntado por qué. ¿Porque son buenos? No pareciera suficiente. Tal condición es común a cualquier número de artistas. Y es básica. En su observación, el viejo habrá partido de los buenos. ¿Cuáles serían? Podríamos pensar, con la vara por el piso: desde el vamos, los que no desafinan.

Como la hoja de parra en el viento de «Conmigo», canción de Hugo Fattoruso que sopla en «Después de Usted» y se cuela por esta invitación a escuchar en vivo la última maravilla de Juan Quintero y Luna Monti, algo de lo que vemos y escuchamos en un dúo nos moviliza. Vamos a ver qué sale.

Hay un encuentro de dos almas y una emoción como resultado. Las formas varían: una entrevista de Jesús Quintero a Joaquín Sabina; una confesión de Diego Peretti a Norma Aleandro en un capítulo de En terapia; un saludo de pianos inolvidable entre Chucho y Bebo o entre Jorge Navarro y Baby López Furst; un capítulo cualquiera de los diálogos entre Borges y Sábato recogidos por Barone; una pared entre Agüero y Messi; un contraataque de Jordan y Pippen; una final entre Nadal y Federer; un cruce de Pacino y De Niro como en el Restorante de «Fuego contra fuego»; una catarata de bifes de Bud Spencer y Terence Hill o de tiros de Bonnie y Clyde; una maratón de Laurel y Hardy, Batman y Robin, Tom y Jerry, Pinky y Cerebro, Tito y Pelusa, Mork y Mindy; un par de giros de Ginger y Fred, del Chúcaro y Norma Viola, de los hermanos Saavedra; un vermouth entre dos atorrantes en cualquier bar de cualquier cuento de cualquier libro de Fontanarrosa; un duelo manso entre Fierro y Vizcacha; un destino común para un caballero andante y su escudero; un amor de Paolo y Francesca hasta el infierno; una que sepamos todos: de Lennon y McCartney, de Gardel y Lepera, de Falú y Dávalos, del Indio y Skay, de Leguizamón y Castilla, de Jagger y Richards o de Piazzolla y Ferrer…

Con el terreno inclinado a favor, algunos de los que andan sonando en cualquier punto del tiempo, del espacio y de las predilecciones, y que hilvanados en un párrafo se abrazan por encima del contraste: el Dúo Salteño, Roxette, Amicho, los Visconti, Eurythmics, Cadencia, Los Olimareños, Daft Punk, La Viajerita, Pimpinela, Orozco Barrientos, Tegan and Sara, Sui Géneris, Milli Vanilli, Pastoral, Vikini Margarita, Pedro y Pablo, Disclosure, Sandra y Celeste, Ahnga, Coplanacu, Juan y Luna.

Luna y Juan. Un encuentro.

Hojeada al revés, como los chismeríos del revistero que el odontólogo dispone en la sala de espera, la historia es un tabloide abarrotado de muchedumbres. Pueblos elegidos, mapas asolados, templos expandidos, revoluciones, genocidios, panaceas. Pero algo viene pasando desde que latimos. Antes que el barro del amontonamiento, fue necesario un encuentro chiquito, un rozamiento de ombligos, unas caricias leves o tempestuosas, que no pudimos presenciar, pero de por ahí venimos. Desde ahí. Antes de tanta extroversión, la vida es un acuerdo de a dos.

Solemos venir al mundo con dos piernas para transitar, dos brazos con sus dos manos para abrazar, dos orejas para disfrutar y tener paciencia, dos fosas nasales para tantas cosas, dos pulmones para tomar impulso, dos pelotas o dos ovarios para poner cuando hay que poner, y varios pares de cosas más. Si falla uno, el otro aguanta los trapos. Pero tenemos un solo corazón y una sola voz. Un sentir que, apenas puede, se arroja a la conquista de alguna compañía y un tono que busca sus cuerdas gemelas.

Juan y Luna, completados por una guitarra, celestina de dos voces convertidas en un solo sentir. El talento y el trabajo para componer músicas, para elegir otras tantas, para dar con una combinación exquisita que se comparte. Eh ahí la bendición para todos quienes estamos atentos a lo que pasa por estos días en la ciudad. La noticia de que Luna Monti y Juan Quintero vienen a presentar “Después de Usted” a Córdoba nos deja pensando en la semana de grandes recitales que estamos viviendo.

Su tercer puñado de canciones, editado hace unos meses, es otro lujo para la música popular. Se escuchan obras que mencionaremos en detalle cuando croniquemos el recital. Podemos nombrar, sí, a Teresa Parodi y Carnota, a Fattoruso, a Edgardo Cardozo, de quien recordamos una presentación maravillosa, a Víctor Jara, a Ariel Ramírez y a Eduardo Lagos, entre otros nombres que Quintero eleva con sus composiciones.

Las decisiones importantes no requieren tribunales. Siempre hay un amor, un compañero, una consejero, hermano, amigo, padre, hijo, con quien tomarse un té. Siempre habrá quien empuje decisiones y nos haga sentir que, de a dos, somos mucho más que dos. Esas almas se merecen un recital como el de este sábado.