Lo mejor del año

Víctor Wooten se presentó en Córdoba

13-11-2013 / Crónicas, Crónicas a Destiempo
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Este domingo 10 de noviembre, el gran bajista norteamericano se presentó en el Teatro San Martín, a la sala llena. Compartimos imágenes y sonidos de uno de los momentos más altos de la programación musical del 2013 en Córdoba.


Víctor Wooten se presentó en Córdoba

Por | redaccion351@gmail.com

Fotos y Videos: Ricardo Cortés.

Tuvimos que dejar pasar unos días para que la nota de cobertura de un recital inolvidable no se reduzca a una simple repetición de insultos. Sí claro, cómo no. De insultos recurrentes. Bien podría esta nota limitarse a repetir «¡Qué hijo de puta!» de principio a fin.

¡Qué hijo de puta!

¡Qué tremendo hijo de puta!

¡Por favor qué hijo de puta!

¡Ah bueno! ¡Hijón de puta!

¡Noooo! ¡Hijo de putaaaaaaa!

Y así. Con la misma impotencia de Juan Carlos Pelotudo gritando «¡ez impozible!» o como una variante del «All work and no play makes Jack a dull boy», del loco Jack en «The Shining».

Sólo algunas impresiones. Veníamos de un fin de semana de tardes grises, hermosas, de entrecasa, con noches de grandes recitales. El domingo se dejó estar en películas y meriendas compradas o caseras hasta que por fin, hora de partir.

Llegamos al San Martín bajo una lluvia persistente. Nos amontonamos en el hall para dejar de empaparnos. Queríamos entrar de una vez. Finalmente acomodados, lo de siempre: la imponencia del lugar en la garganta. Sentarse en la platea, mirar hacia arriba y tragar saliva como Don Ramón cuando el Chavo le hace saber del hambre. Inevitable sacar fotos de los palcos, la cazuela, la tertulia y el paraíso. Una tormenta de ansiedad. Desde la platea, sentir que el teatro se viene abajo en delirio.

¿Cuántos bajistas habrá habido entre el público? De pasar la mirada por las primeras filas antes de que se apaguen las luces, entre quince, veinte conocidos. Una mezcla de envidia sana y alegría habrán sentido cuando en la plena oscuridad, un haz de luz, como de sol filtrado entre nubarrones, bendijo el escenario con el gran Gustavo Giannini, interpretando «Lluvia».

Así empezó todo.

 

La verdad es que, mejor, revivir todo de la mejor forma, con videos tomados por Ricardo Cortés.

Aplausos y un homenaje al viejo Paul.

Después de una previa dignísima y de un fundido a negro del escenario que convirtió al Teatro en un hervidero de cánticos, silbidos y hasta onomatopeyas de animales, junto al inmenso Regi Wotten con su guitarra endemoniada, a un Derico Watson que aplaudiríamos a rabiar, y a Karlton Taylor (la onda del vestuario de Karlton Taylor, pareja a lo que le escucharíamos) en teclados, apareció el mejor bajista que hayamos escuchado.

Toma emocionada del ingreso.

Luego de una apertura que  nos dejó sin aliento, pisó las tablas una cantante estupenda.

Ladys and Gentleman, Krystal Peterson.

 

Sigamos disfrutando…

 

Todos esperábamos este momento. ¡Hijo de puta!

Y un clásico.

Una vez, alguien dijo que las crónicas debían prescindir de sobrecargas emocionales. Para terminar, dedicado a «alguien», el saludo final, tomado por el mismo baterista, en un momento de locura, arriba y abajo del escenario.

Ya no nos importaba que afuera siguiera lloviendo. Ya no nos importaba nada. Si la música salva, Víctor Wooten nos hizo inmortales.