Crónicas a destiempo

Toch presentó «Devolviendo Luces»

1-09-2022 / Crónicas a Destiempo
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El sábado 27 de agosto, la banda estrenó las canciones de su nuevo disco, en una presentación inolvidable. Fue en Studio Theater, con entradas agotadas. Compartimos la lista de temas y palabras de Horacio Sosa.


Toch presentó «Devolviendo Luces»

Por | redaccion351@gmail.com

Foto: Santino Arietti.

Locura, te cuento así nomás porque para crónica lo que se dice crónica está el Horacio Sosa que se mandó un texto tremendo. Lo copié con su permiso, está más abajo.  

Resulta que el sábado fuimos con Santino a ver a los Toch que presentaban el disco nuevo «Devolviendo luces». Siempre vamos y ahora con presentación de disco sacá la cuenta.

Caímos temprano, apenas terminó el partido de Belgrano en la radio, que le ganó a Agropecuario. En la cola nos encontramos con el Negro Raúl Capdevila, el hijo que toca el cello y el Fede que es percusionista y se armaron una movida de música y títeres que viste cómo te la cuenta el Negro Raúl, te morís de amor. Cuestión que el Fede labura con el Tomi, el hermano de la Jaqui. En fin, el mundo es un pañuelo. 

Nos pasamos del otro lado de la entrada porque no sé… Eso de los que tienen entrada para un lado y así… Al ratito nomás entramos. ¿Dónde fuimos? Donde siempre, adelante, a un costado, ahí cerca del bandoneón. Había unos changos con unas consolas en el palco, donde siempre está la familia, que habrá estado del otro lado. Los changos de la consola eran los de El Sótano Rock,  que transmitieron el recital. 

«Falta un rato largo Negro, nos sentemos en el piso.» Listo. ¡Cuando nos dimos cuenta, se llenó de gente! Apareció el Simón Templar, el Nico Papa, el Mauro Bruno Kunath y el Juan José Coronell. No iban a faltar buenas fotos. 

¡Aparecieron el Rodri y la Dani! ¡Faaa los abrazos que nos dimos! 

¡Vamo’ que arranca! 

Santino, la Dani, el Negro, el hijo y el Fede adelante; el Rodri y yo atrás. Ser alto sirve para algunos deportes que bueno, gracias, y para ver bien en los recitales. 

Esta vez no estuvieron el Santi Bartolomé con la trompeta y el flugel, ni el Diego Cortez con las flautas. Pero se armó una línea de vientos como para jugar un mundial. La Negra Marta Rodríguez en trombón, su hermano Mario «La Bruja» Rodríguez en trompeta, Guillermo Rebosolán y Julieta Ortiz en saxos.

Puse el celu a grabar así que te cuento.

Lista de Temas y apuntes sueltos.

1 «A dividir». Ajustadísima la apertura. Prueba inmediata del estribillo de una canción nueva, ya en boca de todas y todos.

2 «Alma musical». Viste que hay canciones amorosas de una banda que resuenan desde discos anteriores y de repente vuelven y abrazan de nuevo. Bueno, eso.

3 «Plantas». ¡Detonó! En el medio nos cayó cerveza de uno que revoleó el vaso. Pasamos la prueba de no errarle a la enumeración y sí ,»pa parara pa pa pa pa» fue nomás un coro multitudinario.

4 «Redes». «Lo que quiero ver y quiero escuchar, se va a acabar, si dejo de alimentarlas» ¡Ojalá! Aflojemos un cacho. Después escuchá la letra de nuevo. 

5 «Una roca». Las canciones de Martín, siempre imprescindibles. Siempre entre las más hermosas. Esta se llevó una lluvia de aplausos.

6 «Devolviendo luces». Se sumó el Fede Seimandi en guitarra, y viste lo lindo que es cantar las partes instrumentales. Bueno acá pasó con la parte de los vientos. Rebosolán se mandó un solo de locos. 

7 «Sobre rayos», que se la dedicó el Paio «para todas las bicis, para toda la gente que anda en bici».

8 «Solo por hoy». Ahí apareció un canto desde el público: «Ooohhh dale dale Toooooch… Dale Toooooch, dale Toooooch, dale dale Tooooch». Y sí. «Me dice mi corazón» que hay una banda en la memoria de hace más de veinte años, sobrevolando por acá. Ya sabés… 

9 «Bailalo» arrancó con la intro de «Voz de la semilla» que venía después. Entre el locurón del momento se desordenó la vista de la lista… Bueno, «Bailalo», un cumbión con solo de Paio al final. Vos que tenés caderas, fijate.

10 «Voz de la semilla», la chaca del disco. Y sí, las palmas, la gente bailando, toda la bola. ¡Faltó el Raly!

11 «Chilenita» quedó para el final, con un saludo a Diego Cortez, a la distancia. Le dije el Negro «¡agarrate Negro que se viene un kilombazo!» «¡Daleeeeeeeeeeee!»

«Y así pasó devolviendo luces, muchísimas gracias de corazón.» Las ganas de aplaudir que había…

De repente con el Rodri quedamos varios metros atrás. Viste que uno tiene la sensación de que, donde estás, le da por pasar para adelante a todo el mundo. Le digo al Rodri «che Rodri yo quiero estar con Santino y vos me imagino que con la Dani. Vamos para adelante.» Y nos fuimos más adelante y sí, perdón la altura. 

Arrancó el segundo tiempo con Martín presentando unos enganchados. ¡Un popurrí! Escuchá lo que metieron:

12 «Regalos del agua» – «Revuelta» – «Pore Waso» – «Catcho Farías». Las rodillas, no sabés… 

13 «Niña Rasta», con solos de todos los vientos. Los saltos que pegamos… Los tobillos mi amor… Como el Diego en el noventa… 

«¡Qué lujazo que nos estamos dando!» dijo un Toch.

14 «Famatina», apenas sonó y aparecieron los chicos cantando con los brazos abiertos. Había chicos, como siempre. Parecía que no por la cantidad de gente, pero aparecieron. Una alegría.

15 «Donde ha de terminar» con dedicatoria previa al Pedro «Pericles» Cabal. Dijo el Paio: «Para el Pedrito este concierto, por dejarnos tanto amor, tanta música. Para toda su familia, para toda la gente que vino de Villa María, para la Flor… Siempre van a estar con nosotros, siempre van a cantar con nosotros…» Ahí nos emocionamos mal… Dijo el Rodri: «Pegó fuerte esto…» Y lo dijo antes de la plegaria, que vuelve a sonar ahora en la desgrabación y me vuelvo a emocionar con la gente cantando, qué cosa… «Queridos muchachos, reciban mi canto, que es como un abrazo, en la noche, un manto, para que estén libres, que tengan trabajo, que vivan tranquilos…» Todo el teatro como rezando. Santino me miraba y me sonreía porque ya sabía. Ya va a crecer…

«¿Pinta corito tranca?» dijo el Paio y vinieron varias de «Voy a encenderme».

16 «Armonía», que se cantó desde todos los rincones y entonces «Gracias por cantar» dijo el Paio. Yo pensé, después de esto, habrá que repetir eso de «las trampas que en la mente trae el futuro, confunden alegría y ansiedad.»

17 «Cumbia de la soledad», con Fede en el bajo haciéndolo sonar como el contra del original. «Dibujemos este lugar, abramos el camino…» ¡Casi que lo vienen dibujando!

18 «Milonga del mar». Algo pasó en el arranque, un acople, alguna falla técnica que hizo que se paren los instrumentos. En realidad, pasó lo que tenía que pasar: el público coreando la letra. Tal vez la más cantada de la noche, o la cantada con más fuerza. Después hubo que hacer un poco de silencio para seguir el tremendo solo de bajo de Fedito.

Se escuchó el primer aviso de que se iba terminando el recital y la respuesta fue «¡Olééééeé Olé Olé Oléééééé! ¡Los Toooooch! ¡Los Toooooch!

Andrés agradeció por haber agotado las entradas en un concierto de la banda en Studio Theater por primera vez. Ahí nos preguntamos, cuántas habrán sobrado en noches anteriores, porque siempre estuvo lleno. Pero esta vez, los palcos… No sabés lo lindo que era mirar para arriba… 

19 «Voy a encenderme» con el grito más largo de toda la discografía. En el final se mandaron una con los vientos y el Andrés con la batería, una belleza.

¡Ahí nomás el Paio saludó al Horacio Sosa que estaba entre el público y estaba cumpliendo años! Y un par de cumples más. Había mucha gente conocida por todos lados, como siempre.

20 «Resaltabas» (con dedicatoria del Andrés a Camila). En el final pintó microset del Sei Nou Mandi (también con el bandoneón de Martín), con aviso de todos los martes en Pez Volcán y del sábado 3 de septiembre en La Minerita. Y se escuchó: «¡Sei Nou Maaaaandiiiii, Aguante Sei Nou Maaaaaaandiii! en modo «¡Che Brizueeeela, hacenos la gauchaaaaaada!» (se ve venir el gol).

Andrés dijo que estaba muy feliz y agradecido por compartir escenario con Guille Rebosolán que fue su profe de saxo en La Colmena y con Julieta, su compañera de estudio tantos años.

21 «85», con todos los vientos en el escenario y la gente coreando y saltando. ¿Qué planta de canción servirá para desinflamar?

El Paio le agradeció a Studio Thetaer, desde 2014 presentando discos en ese espacio. A David Ames, a la Hebe Sosa, al Sótano Rock que estaba transmitiendo en vivo y a todos los asistentes (los nombró uno por uno pero se me cayó el teléfono y no se escucha nada).

22 «Pido que vuelvas». Infaltable, con la Negra. Voló todo. 

23 «Cóndor». Siguieron las palmas de «Amor Continental» y «Lala lalá lá… Laaaa lala lalá lá». Al otro día la Pelu Mercó lo cantaría en la presentación de su disco nuevo en Pez Volcán. 

Hicieron un primer saludo pero no había chance. Capaz que se van a ir así nomás… Vinieron los bises.

24 «Vuele», que como ya sabés pero por las dudas, primero se salta, luego se baila lento, después se canta la misma palabra, dos vueltas de 18 veces y media (la media es la undécima, «vue»), se vuelve a bailar, se vuelven a cantar dos vueltas de 18 veces y media la misma palabra, se vuelve a bailar pero como flotando, se aplaude varias vueltas de vaya a saber cuántas palmas, se agradece y bueno, faltaba ver con qué terminaba la noche…

25 «Naranja lima». ¡Pogooooooooo! ¡Dale Negroooooo! Yo no daba más, de costado nomás miraba… Sonó el «¡Bailaló conmí!» pero… ¡Faltó el locutor! ¿Qué pasó que faltó el locutor?

Y se terminó. Quedamos así como dice la letra, sin poder conectar «una idea con un pensamiento. Lelerele… Lele Lerelelé.»

Ahí se pusieron todos en fila para el último saludo como se ve en la foto de Santino, con toda la banda más los invitados más la Hebe. El Paio con una remera blanca que tenía un dibujo del Pericles en el centro. Se cruzaron unos cantos, se aplaudió fuerte y se fueron prendiendo las luces. 

Cuando apagué el grabador, iba una hora y 52 minutos. 

Y fueron apareciendo amistades queridas que hacía una pandemia que no veía. Hablamos con el Pela Fundun de la charla del miércoles 14 se septiembre con los Toch y el Seba Palacios, del ciclo «De tal disco, tal artista» que armamos con el Fede Guevara Olguín en La Colmena, para hablar de eso, de cómo es hacer un disco. Te lo digo de nuevo: ¡Anotate y llegate!

Y pasó otra vez. De repente, los changos que un par de minutos antes nos habían hecho felices, salieron a saludar a los que nos quedamos charlando ahí nomás donde estuvimos toda la noche. Una energía en el abrazo que te traspasaba. Andá a saber cuántos días tardará en acomodarse todo eso.

Y nos fuimos con Santino, el Rodri y la Dani a comer pizza.

Unos días después, el martes, el Lucio Carnicer querido comentó la presentación en Mamá Rock. Entre muchas cosas certeras que compartió, dijo: «Sentí que estaba en el momento justo, en el lugar indicado». Qué maestro. Ni más ni menos. Fue eso. Estar ahí, esa noche, viendo una vez más cómo la historia de esos changos cambió para siempre. Me acuerdo que en 2018, cuando presentaron «Voy a encenderme», teníamos un programa de radio y le pedimos al Paio un comentario sobre cómo habían vivido ese concierto. Y dijo que fue el más importante de la historia de la banda. Bueno, este concierto de presentación de «Devolviendo Luces» lo fue más aún, en todo. En cantidad y entrega del público, en sonido, en repercusiones, en todo.

Siempre, después de cada recital, parece que la cosa recién empieza. ¡Pero van 15 años! Este sábado había poco más de mil personas. No es nada mil personas para los Toch. Ya vas a ver.

Sino, te dejo con uno que sabe, porque si hay una historia de la música de acá, es uno de los protagonistas. Fijate lo que puso. 

Horacio Sosa

Lunes 29 de agosto de 2022.

Toch es una palabra y un sonido que deriva de un apellido que suena francés (Theaux), y desde hace varios años es el nombre propio de una propuesta musical y artística afincada en ese paraíso de diversidad (y de unidad en la diversidad) llamado “fusión”, donde conviven la chacarera, la milonga, el huayno, el candombe, el reggae, la balada y las formas y sonidos del rock, en esa saludable hibridez que ya supieron encarnar otros artistas desde sus respectivos universos, y donde se dan la mano charangos y guitarras eléctricas, bandoneones y trombones, quenas y traversas, saxos y zicus, legüeros, cajones peruanos y baterías.

Pero la magia no es esa palabreja, no es que decís «fusión» y todo se dispara. La magia está en las canciones, en esa sujeción desde el primer compás a un ritmo danzante o a una clave rítmica, y con las variables melodía y armonía en un equilibrio apabullante, la primera activando la condición «cantábile» y la segunda anclada mayoritariamente en la transparencia. Pero estas son tan sólo palabras que intentan explicar. El asunto es escucharlas, entrarles, cantarlas, bailarlas.

Cada pibe o piba que estuvo el sábado a la noche en el Estudio Theater, en la presentación de “Devolviendo luces”, quinto disco de estudio de Los Toch (Juan «Paio» Theaux en bajo, guitarras y voz, Andrés Theaux en batería y voz y Martín Ellena en bandoneón y voz) saben de qué hablo, seguramente con data sensible de quienes han venido acompañando un proceso que ya alcanzó los 15 años y 5 discos que constituyen una acumulación de temas que deben hacerle difícil al grupo decidir qué programa van a tocar en un concierto como el del pasado sábado a la noche, aparte de los que forman parte del nuevo disco.

También había gente mayor como yo -y de los “cuarenti” y “cincuenti”, ya alertados de este grupo convocante de la música popular- y músicos inspirados -y contemporáneos al trío- que encarnan otras estéticas y que asistieron por amistad y no sin asombro al evento que devolvió las luces a una Córdoba que renace de la pandemia, que muestra todavía algunos barbijos mal puestos como reflejo de esa sujeción temerosa a los hábitos que generó el virus, heridas de un tiempo que queremos superar para siempre y que nos había quitado los abrazos, el tumulto ruidoso y de pogo encendido, el canto colectivo a voz y gritos en pecho.

Les reconozco a mis hijos Pedro y Santiago que evitaron que yo sea un recién llegado porque ya desde 2018 me hicieron escuchar las primeras canciones, por ejemplo “Sonido de las ciudades” que integra el segundo disco (“Toch” del 2011, y que antenoche no la tocaron), y que música mediante -a través de la experiencia que encarnan en su proyecto Los Árboles- me hicieron conocer a distancia el rol de Juan Paio Theaux como productor, faceta que habla de su versatilidad musical y profesional y que ha generado en su alrededor un entorno de artistas, bandas y solistas, muchos de los cuales también son instrumentistas muy calificados que tocan con el grupo, alternadamente algunos, de manera permanente otros: Federico Seimandi, destacado bajista/guitarrista en esta propuesta y en la de Sei Nou Mandi, además de compositor en este y otros grupos, los notables Santiago Bartolomé en trompeta y el vientista Diego Cortez (ambos ausentes en la noche del sábado), y la cantautora y trombonista Negra Marta Rodríguez, a quien antenoche se sumaron su hermano «La Bruja» Rodríguez en trompeta, y también en saxo Julieta Ortiz y el talentoso y experimentado saxofonista Guille Rebosolán. Imposible no mencionar además que vienen de compartir escenarios con el extraordinario guitarrista uruguayo Nicolás Ibarburu en Buenos Aires y La Plata.

Juan Paio Theaux encontró el momento, cerca del final, para homenajear a Pedro Cabal, “Pericles”, destacado músico pampeano residente en Villa María, integrante junto a Fausto Vercellino, Jairo Reboyras, Lucas Heredia y Gustavo Hernández, de la banda Madre Chicha, y que falleciera recientemente generando sorpresa y un fuerte pesar en la comunidad musical de dicha ciudad y la provincia.

El sábado 27 Toch tuvo una noche consagratoria, y eso no es sólo por haber agotado las localidades -dato que no deja de ser ilustrativo y más en estos tiempos de vacas flacas- sino porque han sabido construir una comunidad de oyentes presenciales y entusiastas que cantan, saltan, bailan, disfrutan, y no sólo cantan letras y melodías, cantan también los arreglos, las frases instrumentales del bajo, los cortes o pases de la bata, o del bandoneón de Martín Ellena, y comparten con los músicos un código de pertenencia al disfrute de las canciones como banda de sonido del tiempo y el mundo que nos toca vivir, ese que exhibe las cicatrices del pasado en el terreno de los derechos humanos -cuando los Theaux y su público joven eran chicos o no habían nacido- y las consignas ecológicas y de defensa del ambiente de la actualidad.

Para quienes no sepan del fenómeno, acá va este mensaje.