
Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com
Un disco de Silvio. Tomemos uno. Tiene algunos para elegir. Tampoco piense tanto, es un juego. Si lo tiene a mano, tanto mejor. Yo, que corro con ventaja por marcarle un par de minutos de este momento en que me lee, elijo “Rodríguez”. Es más, mientras voy haciendo que aparezcan estas palabritas, muy ordenadas ellas en el blanco de la pantalla (ya veremos si más o menos bien elegidas), pongo el disco. No le voy a pedir que haga lo mismo con el que eligió. Igual, sepa lo bien que se siente escribir o leer sobre un artista, escuchándolo. No es que inspire. ¡Es para distraer las limitaciones del texto! Bueno, dejémoslo sonar…
Qué belleza… Todo sigue ahí. Pero tratemos de desandar. Recorrer los caminos que transitaron los discos para seguirnos la huella. Póngalos, en su cabeza, al lado del perro que tiene o alguna vez tuvo. ¿Vio? ¿Quién es más fiel? El pobre Batuque, Sultán, Dinamita, Patán, Dic, Yuri, Otto, Ruli, descansa o descansará debajo de los malvones, en un rincón del patio, si no tuvo la desgraciada suerte de perderse para siempre. En cambio los discos, o mejor, las canciones, están ahí, sobreviviendo mascotas, malvones, mudanzas, amores. Anticipándosenos, acompañándonos, sobreviviéndonos a todos. ¿De dónde, sino, la trascendencia de quienes las componen?
Construyamos un ejemplo, casi una dedicatoria.
Habrá un cajón de cuya manija nos habremos tomado, para no caernos. De sostén en ese valeroso egreso del gateo, la manija, contenta de vernos crecer, nos llamará de nuevo la atención. ¿Qué habrá acá adentro? Uuuuhhh ¡Cuántas cajitas! El mayor que nos cuide enseñará que son cassettes, que van acá adentro, mirá, se apreta este botoncito y escuchá, ¿viste qué lindo?¿Y cómo se llama ese señor que canta? Silvio Rodríguez. Como la tía Silvia. Claro. ¿Y no hay otro? Sí, mirá, hay muchos, éstos también son del mismo señor. ¿Y para qué tienen esto? No, eso no se toca nunca, eso hace que suene, si lo tocás se arruina, se rompe bah… Aaah, ¿y por qué hace que suene eso? Es una cinta hijo, tiene la música grabada, esas rueditas la van haciendo pasar; mientras una desenrrolla, la otra va enrollando. Aaah… ¿Pero cómo suena? No sé hijito, pero ¿viste qué lindo? Sí… Bueno, cerremos. No, quiero ver yo. Bueno, pero no los desacomodes mucho ¿no? … ¡Uuuhh hijo! Ahora ayudame a acomodar, ¿qué pasó con esta laminita? Ya estaba rota. Te voy a dar ya estaba rota.
¿Y los cassettes de Silvio? Se los llevó tu hermano. Oh, ¡pedile que los traiga! ¿Para qué? ¿No te vas la semana que viene vos? ¡Hacele caso eh!
Bueno, la cosa es así: la comida es un día cada uno, el baño una vez por semana, estos tres estantes son para tu ropa, éstos para mí. En este cajón están los cassettes de rock internacional; en este los de rock nacional; en este los de tango y folclore y en este los de Silvio, Serrat y demás. ¡Uy esperá! ¿Éste cuál es? «Rodríguez», el último, pero no es mío, lo tengo que devolver, ya que estás, ¿no te vas a comprar un par de cassettes vírgenes así lo grabamos? Uh, ya me empezás a mandar… Mirá pendejo, dale que rindo mañana, andá dale, guarda cuando cruzás la calle que esto no es Alicia. Voy pero después me enseñás los tonos de “Ojalá”. Sí sí andá.
¿Quién es la mina esta? Shhh cállate que está ahí todavía. Ahora sí, ya bajó. Bueno ¿quién es? Una compañera de la facultad. ¿Me parece a mí o está hasta las manos? Naa. ¿No viste la cara que ponía cuando le tocabas «Quién fuera»? Dios mío cómo te da de comer Silvio. ¿Cocina bien por lo menos? No sé, pero vos comés y volás. Pero me llevo el cassette. Ni en pedo, llevate otro. ¿Siempre lo mismo eh? Ya te va a tocar, ahora escuchame, rompé otra vez el walkman y cobrás.
Bajá un poquito que te tengo que contar una cosa. Esperá, escuchá escuchá… ¡El último de Silvio! Escuchá… ¿Qué te pasa? Está embarazada. Escuch… ¿Eh? ¿Cómo que está embarazada? Voy a ser papá. ¡Me estás jodiendo! ¿Sos gil? ¿Cómo te voy a estar jodiendo? Tenía que pasar. ¿Pero no se cuidaban? ¿Para qué? ¡Ahora decime que querías tener un hijo! ¡La verdad es que nunca nos pusimos a evitarlo! No te puedo creer. ¿Y ahora? ¡Y ahora nos vamos a vivir juntos! Ah bueno…. ¿Y cómo estás? ¡Cagado en las patas pero contento! Te me adelantaste pendejo ¿eh? No te va a hacer falta nada, yo te dejo todo: los muebles, la heladera, el lavarropas, todo, vengan a vivir acá, yo me mudo. No, estábamos pensando en irnos cerca del laburo para no gastar en bondi. Bueno, pero te llevás todo. Pero ¿cómo me voy a quedar yo con todo esto? Sí, olvidate, yo me voy con el cabezón y los chicos, pero compremos unos discos así nos repartimos la música. Ahora tenemos que ir a contarle a los viejos. No me quiero perder esas caras.
Pasá pasá, estoy acomodando un poco para armar la cuna. Ya falta poco ¿eh? Pasó volando. Cómo se juntan porquerías… ¿Y esta bolsa? ¿Qué tiene? ¡Noooo mirá! ¡Los cancioneros de Silvio! Nunca me enseñaste “Ojalá”… ¡Mil veces te la enseñé! ¡Mostrame la guitarra nueva! Está en el comedor… ¡Che está linda! Un negoción el plan canje que hiciste; con la batería destartalada esa no comprabas ni las cuerdas… ¿A ver cómo suena che? No, dale vos que yo estoy todo transpirado, afinala un poco. ¿A ver?… ¡Uuhh! “Esto no es una elegía” ¿no? Cuánto hacía que no la escuchaba… ¡Che, vas a ser tío y padrino!
¿Te vás nomás? Se… No me importa nada. Lo único que quiero en la vida es estar con Carol así que ya está. Cuando Santino sea un poco más grande nos van a visitar. ¿Estás seguro? Mirá que es otro país, vas a extrañar. Y sí, pero no puedo estar más yo acá y ella allá… Ta bien, dale para adelante, qué acto de amor papá ¿eh? Ja. Che, haceme la gamba con un par de cosas, te dejo el Sony y los discos. Tas loco, llevatelós. No me van a entrar en la valija, los bajo a mp3 y chau, ahora vas a tener repetidos a los de Silvio.
Metete en este link y mirá quién viene al Orfeo. ¡Noooo! ¡Sííííííí! Vos lo habías ido a ver ¿no? Sí, a Rosario, ¿vas a pedir acreditación? No me quiero jugar, ¡ya vamos a ser más reconocidos! Saqué las entradas, voy con Marianela. ¡Qué lindo! Si podés mandame un mensajito cuando estés y te llamo por skype. ¡Dale!
¡Hola! !Guille! ¿Me escuchás? ¡Es increíble esto! No cabe un alma. ¡No sabés la cantidad de pantallitas en la oscuridad! ¡Hola! ¿Se escucha? ¡Sí! ¿Fuiste ayer al honoris causa? ¡Más vale! ¡Hijo de puta! ¿Che está solo? No, está con una banda. Hay un negro que la rompe con el tres, creo que es un tres, una mina que toca la flauta traversa y el clarinete que es una cosa de locos; otra guitarra, un bajo y percusión. ¿Dijo algo? Nada casi, canta nomás, la voz intacta. ¿Con qué arrancó? Con “En el claro de la luna”. Uuuhh, ¡se fue al principio! Después casi todas nuevas. ¡Ah! Tocó “Días y flores” y “Mariposas”. Escuchá escuchá!…. “Siempre que se hace una historia, se habla de un viejo de un niño o de sí…” Nooooo… ¡Hola! ¡Hola! ¿Me escuchás? ¡Hola! Se cortó…
¡Hola! ¿Me escuchás? Sí! ¡Me estoy quedando sin batería! ¡Contame qué tocó! ¡Increíble!, invitó a cantar a Amaury Pérez Vidal, un amigo, ¡qué voz ese muchacho!; después cantó “El mayor”; “La gaviota”; “Reparador de sueños”; ¡tocó “Óleo de mujer con sombrero”!; “Escaramujo”; la que le tocabas a la minita, ¿a ver si te acordás? ¿“Quién fuera”? Mirá cómo te acordás… Y después “La maza” y “La era está pariendo un corazón”… Ahora arrancan los bises, ¡espero que me aguante la batería!
¡Escuchá!: “Para no hacer de mi ícono pedazos…” ¡Escuchá la gente!
¿Y esta cuál es? “Demasiado”, creo. Bueno, se está yendo; escuchá la gente: “Olé Olé Olé Olé Silvioooo Silvioooo”. Está volviendo… ¿Qué está haciendo? ¡Está sacándole una foto a la platea! ¿A ver ahora? Tiene que tocar “Ojalá” No, “Historia de las sillas”. Si se corta es que me quedé sin batería. ¡Ahora sí “Ojalá”! ¡Esperá que pongo el altavoz así cantás!
¿Terminó? ¡No se puede ir! ¿A ver ahora?¡Noooo! ¡“Pequeña serenata diurna”! qué locura por dios… “Debiera bastar con inventar tus ojos” ¿Esta cuál era? “Paula”. Ahora sí se va me parece, la gente pide “Te doy una canción”. ¡Está volviendo! Tiene más bises que un recital de los Redondos! Ahora sí “Te doy una canción”. Ahora sí terminó. No doy más…
Aguantó la batería, la salida va a ser un infierno. ¿Vas a escribir algo? Sí… pero me parece que me va a salir menos periodístico que nunca… ¡Te llamo mañana! ¡Dale, gracias! ¡De nada, un beso a Carol! ¡Chau!