Diana Nicodemus | dnicodemus@redaccion351.com
Florencia Reartes | freartes@redaccion351.com
Foto: Daniel Collante (archivo)
El sábado 2 de marzo por la noche, con las gradas del Teatro Griego llenas, las personas como hormigas buscábamos dónde sentarnos para esperar que las bandas tocaran. Pululábamos desde las entradas hacia el centro: el escenario. De más está decir que uno de los mayores peligros era ser bañado por algún deambulador que, vaso lleno en mano, buscaba regresar a su lugar. Pero esa es una de las características que hace tan especial a la arquitectura del Griego. Además, para grata sorpresa, en el lugar no hacía frío por pura acumulación de cuerpos, supusimos.
El cálculo es largo por ancho; al resultado, lo multiplicás por cuatro y eso te da la cantidad de gente que hay en el lugar. Nos dio alrededor de 2500, pero creemos que había muchas más personas.
Desde Córdoba, Nuna Malta abrió el espectáculo cerca de las once de la noche con un teatro lleno por todos lados.
A continuación, Onda Vaga hizo bailar y cantar a los jóvenes que, con sustancias espirituosas (de esas que probablemente mojaron al que bailaba en la grada de abajo), acompañaban el ritmo. Tocaron sus canciones más conocidas, como «Mambeado» o «Ir al baile», en un recital que duró alrededor de una hora. Los ocho integrantes de la banda divirtieron a un público diverso en edades y estilos, que aplaudió y se puso de pie cada vez que el show ameritó mover el cuerpo.
Quien fue a buscar cerveza después de las dos de la mañana, no encontró. No había más. Según el reloj del celular eran las 2:29 y recién se comenzaban a escuchar los vientos de Hugo Lobo y compañía. Ovación de pie de un Griego hasta el tope de gente.
Los cuerpos se movían al son de canciones conocidas modificadas con calidad por Dancing Mood. A su vez, no dejaron de tocar temas propios que hicieron que el público pidiera una más y acompañara con palmas y arengas casi futboleras. Ni siquiera faltó la versión de aquella canción que tan conocida hizo a Xuxa. Los vientos, la percusión, el teclado, las cuerdas, todo impecable.
Un placer ir a danzar en una noche cordobesa que ya espera al otoño.
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